Por Víctor Barrera
Ahora que está en la atención de la mayoría de las personas el mundial de fútbol, debemos entender que esto también nos muestra que la economía es global y que ningún país puede ser económicamente fuerte sino esta incrustado de manera total y abierta a esta globalización.
La situación mundial aún se encuentra en situación de tasas de interés altas de inflación y de una posible desaceleración económica, ante el prolongamiento de la guerra entre Ucrania y Rusia y las diferencias entre las dos grandes economías Estados Unidos y China.
México, repito, se encuentra en una situación geográfica privilegiada y solo es cuestión de aplicar las políticas públicas suficientes para poder seguir siendo un centro de atracción de capitales.
La relación comercial con Estados Unidos ha sido siempre un elemento favorable para México y ahora se suma el atractivo de una gran expectativa para el desarrollo industrial y tecnológico con la posibilidad de poder albergar a grandes empresas que quieren tener relación comercial con la principal economía del mundo.
Estos elementos podrían convertir a nuestro país en una potencia económica con grandes desarrollos tecnológicos e industriales, para a su vez otorgar empleos de calidad y con remuneraciones importantes, que también permitirán la integración de los mexicanos un desarrollo educativo de competencia internacional.
Sin embargo, hasta ahora no se han apreciado estas oportunidades y se ha intentado cerrar nuestra economía, lo que trae consigo desacuerdos comerciales con nuestros socios del T-MEC.
Canadá y Estados Unidos tienen un pacto energético del que nuestro país quedó marginado. Hay otras tantas trabas comerciales, como la que inventó la 4T a los cultivos genéticamente modificados que también amenazan esa relación.
No podemos solo quedarnos con la fortaleza de nuestra moneda como único elemento de salvación de la economía nacional, porque este fortalecimiento solo se mantendrá mientras las diferencias de tasas de interés este presente, pero cuando la crisis global pase, regresaremos a una realidad donde lo único que podremos exportar en grandes cantidades es mano de obra barata y productos manufacturados con esa mano de obra.
Por ello debe entender esta administración federal que las condiciones financieras pueden cambiar rápidamente. Es cierto que el tipo de cambio está hoy en niveles que le gusta mucho presumir al régimen, menos de 19.50 pesos por dólar. Pero, insisto, esta paridad no es un aval del mundo a las políticas públicas locales, que van contrarias a una competencia comercial abierta.
Las situaciones internas influyen para cambiar las señales para obtener calificaciones de neutral a negativo a nuestro país, algo que evidentemente significa menor captación de capitales. Lo que significa focos amarillos en nuestra economía.
Estamos sobreviviendo a la decisión de cerrar el mercado energético, algo que posiblemente costará mucho dinero a nuestro país si no se abre un poca más, pero lo que golpearía a la economía es el intento antidemocrático a la práctica legislativa, o hasta de facto, que comprometa la vida democrática del país.
Si se aprueban leyes que vayan en contra de la vida democrática en México, es muy probable que los capitales del país emigren y esto golpearía de manera importante a nuestra moneda y debilitaría a nuestra economía, la decisión por ahora es del poder Legislativo y el Ejecutivo de seguir adelante con esas decisiones que lastiman a todos.