Por Víctor Barrera
La reacción inmediata de Raquel Buenrostro, nueva secretaria de Economía es in entendible si lo vemos desde el punto de vista de buscar evitar entrar a los paneles de controversia que llevaría a México a pagar cantidades de 30 mil millones de dólares respetar los contratos existentes en este sector con empresas estadounidenses y canadienses, porque en lugar de mantener a quien durante meses se ha hecho cargo de llevar las negociaciones a buen puerto le pide su renuncia.
Es cierto que el titular de cada Secretaría de Estado debe rodearse con gente de su mayor confianza, para poder trabajar hacia el mismo objetivo, pero también debe tener gente con experiencia que pueda auxiliarle y poder alcanzar esos objetivos, como es el caso de Luz María de la Mora, subsecretaria de comercio exterior.
En el sector privado, a las personas que son funcionales y otorgan resultados positivos, son poco removibles porque esto asegura llegar a los resultados óptimos, y esto también se hizo durante muchos años en el gobierno mexicano, sin embargo, ahora prefieren incluir a sus allegados, aun cuando tengan poca experiencia o capacidad de conocimiento de los asuntos a tratar, solo porque muestran lealtad “ciega” a López Obrador.
Reiteró, de no llegarse a un acuerdo satisfactorio para ambas partes del conflicto existente, México tendrá que pagar la indemnización correspondiente y posiblemente aceptar la aplicación de un incremento o más aranceles a las exportaciones mexicanas hacía Estados Unidos y Canadá.
Andrés Manuel López Obrador le resta menos de dos años para salir del cargo que, muchos mexicanos le otorgaron, pero dejará posiblemente una herencia que en términos económicos costaran años en resarcir para todos los mexicanos.
Por el momento solo queda esperar quien será el sucesor de la ahora ex subsecretaria y también que experiencia o conocimientos. Para evitar llegar a esos paneles de controversia, donde seguramente los estadounidenses y canadienses saben que ganaran.
Otro ejemplo claro de esa lealtad “ciega” es la iniciativa de la diputada Juanita Guerra y el coordinador de la bancada de Morena, Ignacio Mier, presentaron y fue aprobada, para que las cuentas bancarias que no presentan algún movimiento y reencuentran en los bancos en una cuenta concentradora para entregarse a la beneficencia sea ahora utilizado para que se apoya al ejército y a la Guardia Nacional en su equipamiento y capacitación que permita el combate a los latos índices de inseguridad existentes en el país.
De acuerdo a las estimaciones de Ignacio Mier, la suma total de esta cuenta concentradora es aproximadamente de 10 mil millones de pesos, que antes una gran parte se destinaba para apoyar actos de beneficencia a favor de los grupos más vulnerables, de los más pobres.
Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador, en su mañanera de ayer les corrigió la plana y señaló que ese dinero deberá ser aplicado a los programas sociales. Estos por supuesto van encaminados realizar la transacción “ayuda por voto”».
Por lo que ahora se espera que los Senadores de la república, aprueben las modificaciones aprobadas por los diputados, pero que se modifique tal y como lo pide López Obrador.
Deberemos esperar cual será la reacción de Juanita guerra e Ignacio Mier al respecto, aunque es posible que no dirán absolutamente nada, porque no pueden contravenir los designios “del jefe”.
Lo malo es que estas decisiones, de los legisladores y López Obrador, una vez más en contra de las prioridades de los mexicanos, de los más pobres, quienes acudían a las instituciones de beneficencia pública, para poder aliviar cualquier enfermedad o encontrar apoyo de comida u hospedaje y se quedaran sin ello, es decir en la calle y con sus enfermedades.
No cabe duda que el dinero cambia a mucho a las personas, lamentable es más en lo negativo que en lo positivo. Una vez más se equivoca nuestra clase política, al buscar el beneficio político sobre el de los mexicanos.