Por Víctor Barrera
De acuerdo a las previsiones que realiza el Fondo Monetario Internacional (FMI) el panorama económico mundial es bastante sombrío para el próximo año, derivado aun de la poca productividad y comercialización existente en el mundo.
Para México, el FMI, pronostica que, en México, se alcanzara, este año, un crecimiento económico entre el 2.4 y el 2.1 por ciento, algo que encuadra en las estimaciones de la Secretaría de Hacienda al señalar que se espera un crecimiento de entre 1.2 al 3 por ciento.
Esto coloca a nuestro país cercano al crecimiento global estimado por el mismo FMI que se ubica en 2.7 por ciento.
La mala noticia es que para el 2023, el FMI, pronostica un crecimiento de la economía estadounidense en tan solo 1.6 por ciento, si tomamos en cuenta que dependemos principalmente de las exportaciones que se hace al país vecino, esto nos muestra que el crecimiento para México estaría destinado a no alcanzar siquiera el estimado a Estados Unidos. Y así lo prevé el FMI al colocar el crecimiento de México en tan solo 1.2 por ciento.
Esto nos deja aun por debajo de la recuperación económica, luego de la ciada de 8.5 por ciento en el 2020.
Sin embargo, aún hay algo más, el FMI manifiesta que México no logrará alcanzar el crecimiento del 3 por ciento, sino hasta el 2027, es decir a la mitad del próximo sexenio, lo que se resume en dos sexenios perdidos, algo que no se había visto desde los tiempos de Luis Echeverría y López Portillo.
Sin embargo, existen posibilidades de empezar a tener un crecimiento del 3 por ciento a partir de este año, si se combinan varios factores para ello.
El principal es que el poder Legislativo deje de lado su sumisión ante el poder Ejecutivo y realice modificaciones al Paquete Económico 2023, enviado al Congreso de la Unión por el poder Ejecutivo.
Si tomamos en cuenta que, en lo referente a la Ley de Ingresos, no se podrá hacer casi nada, porque no existe una miscelánea fiscal que permita obtener más recursos de los previstos y esto acota, al presupuesto de egresos, que se tendrá que limitar a las estimaciones de la secretaria de Hacienda.
Será entonces en la distribución del presupuesto de egresos donde los legisladores deberán establecer las prioridades del país, esto significa recortarlos gastos en aquellos proyectos que no dejarán una utilidad en el corto plazo para trasladarlos a los sectores que permitan mayor productividad y se reinicie el círculo virtuoso de la economía.
La SHCP ha establecido que su prioridad es el fortalecimiento del mercado interno y este solo se dará si existen las condiciones adecuadas, es decir que se originen la riqueza para que la gente pueda consumir más allá de solamente lo indispensable para sobrevivir.
Entendemos que existen proyectos que son importantes para este gobierno, pero se debe trabajar para lo que es prioritario como la producción agrícola que ofrezca alimentos para todos y a buen precio, elemento que podría permitir disminuir la pasión inflacionaria.
Se necesita fortalecer al sistema industrial otorgando infraestructura suficiente para su conectividad y servicios de la calidad para dar certidumbre a los inversionistas de que su dinero podrá generar dividendos importantes, este elemento daría más y mejores empleos, así como una recuperación salarial más rápida.
Esto también provocaría que, con el establecimiento de más empresas formales y reguladas, se incrementen los ingresos vía impuestos, que deberán aplicarse al mejoramiento de los sistemas de salud y educativo, que permita gente más saludable y por supuesto mejor capacitada para desempeñar en empleos con competitividad.
Pero para esto el gobierno federal deberá cambiar sus políticas públicas que den mayor certidumbre jurídica a las empresas y se animen a aplicar sus capitales en México.
Todavía hay tiempo de arreglar el paquete económico y que este sea verdaderamente a favor de los que menos tienen, de no hacerlo, mucha gente seguirá decepcionándose de esta administración federal y podrían otorgar un voto de castigo en los próximos comicios federales. López Obrador y Morena tiene las cartas ganadoras en su mano, es cuestión de que las apliquen o pierdan el juego.