Al escritor Antonio Malpica (Ciudad de México, 1967) no le preocupa ser visto como un autor de novela infantil y juvenil. Para él la literatura es muy diversa. “Estoy convencido de que un joven puede leer a Cortázar y disfrutarlo mientras que un adulto puede leer un libro que aparentemente es para niños pequeños y divertirse. Es como ir al cine con tus hijos, no los dejas en la sala y los esperas afuera, entras con ellos y te la pasas bien. Con la literatura es igual”, dice. Tuvo que publicar casi 60 libros para que el autor de Pizzas en el espacio volviera a todo aquello que le emociona desde niño. George Orwell, Ray Bradbury y Philip K. Dick.
“Aunque, haciendo un análisis, el libro que más tenía en la cabeza cuando escribí esta novela no era uno de ciencia ficción sino: Sin destino, de Imre Kertész”. Recuerda ahora el escritor a propósito de la llegada a las mesas de novedades de: Polvo (Loqueleo, 2021), novela de ciencia ficción en la que el autor fabula sobre la memoria colectiva, el presente y el futuro de la humanidad; o la ficción especulativa como una ventana hacia una posibilidad de cambio, de crecimiento.
En Sin sentido, el premio Nobel Imre Kertész cuenta la historia de las personas que fueron obligadas a realizar trabajos en condiciones e esclavitud en el campo de Buchenwald en Weimar, Alemania. «Me preguntaba cómo sería narrar en el presente una situación similar en el que los sometidos no fueran un grupo aislado, sino la humanidad completa y en que se careciera de todo lo que conocemos y nos acompaña. Esto es lo que pasa cuando estás prisionero en algún lugar», expone el también musico y dramaturgo.
En un futuro distópico existen seres humanos que habitan en el subsuelo del planeta Gabaón. Viven esclavizados por una raza extraterrestre que los obliga a producir energía. Los personajes de esta novela son dinámicos, no se resisten al cambio. Lavinia, la protagonista, es sensata y ecuánime y está dispuesta a cambiar su rutina para devolver a los habitantes la dignidad humana y la libertad. “En Polvo pasa algo similar a lo que sucedió en Alemania, porque los personajes no tienen otra cosa que así mismos. No tienen posibilidad de literatura, de escritura, no tienen música, sus ropas no tienen color. No poseen nada de lo que nos vuelve humanos, culturalmente hablando. Lo único que poseen es lo que llevan puesto y las relaciones que pueden entablar como sociedad”, detalla.
“También hay Orwell y Un mundo Feliz o incluso El planeta de los simios”, ríe nervioso mientras explica: “En Polvo, a los habitantes de Gabaón se les retira la posibilidad de expresarse y se les somete con trabajo excesivo. Eso les quita todas las energías creativas para llevar un registro de su historia, no saben cuántos años llevan ahí, cuál fue su historia, quiénes fueron sus héroes y eso se vuelve un poco delicado. Sólo tratan de sobrevivir y medianamente ser felices”, puntualiza el también autor de La máquina.
Un punto importante de la ficción imaginada por Malpica es la formación de la memoria colectiva en una sociedad, para el autor la escritura es parte fundamental para dar conciencia a un pueblo y sus personajes carecen de esa posibilidad, sólo pueden dibujar palabras en el polvo, “la memoria conforma lo que somos como individuos se adecua con las películas que miramos, la música que escuchamos, los lugares que visitamos, pero todo tiene que ver con años de historia y la posibilidad de escribirla; si de repente eso ya no existiera, ahí está la reflexión. Se conserva la conciencia, los sentimientos y el lenguaje pero mucho de lo que hemos trabajado como especie se perdería, eso nos regresaría a un estado de animalidad”.
«La ciencia ficción ficción y la literatura en general, insiste Antonio Malpica, es una herramienta importante para explicar el presente, pero sobre todo para cuestionar lo que para . eso es algo que siempre le ha preocupado al género», Hay vertientes que hablan de viajes interestelares, otras sobre las consecuencias de una hecatombe terrestre o cósmica, y también aquellas que ensayan sobre la evolución de los robots, la realidad virtual y las civilizaciones alienígenas, 2hay muchos matices dentro de esas inquietudes también están las reflexiones sobre qué es lo que nos hace humanos y cuál es el propósito real de todo lo que hacemos. Hay en Polvo una gran preocupación por ensayar acerca de lo significaría que lavida se volciera en algún momento algo automático, inconsciente y que le resta a la gente todo rastro de humanidad», relata.
Una fórmula que para muchos escritores es atrevida para Malpica no es más que el signo de los tiempos de ahora en que lo fantástico parece que desbordó sus propios márgenes. “Tuve el cuidado de no hablar de fechas tratando de imaginar que es algo que podría pasar en pocos o en muchos años. Parece que estamos corriendo a un futuro un poco desolador y nadie puede detenerlo”. Así, en 215 páginas, Antonio Malpica especula acerca de un futuro que parece no ser muy luminoso, pero en el que parece que hay una luz de esperanza, “en general toda la literatura le apuesta a eso, a abrir ventanas de esperanza. Y en aquella que nos muestra el camino a un mejor futuro hay una tendencia a proponer que la naturaleza humana, de la que no podemos deshacernos, nos va a impulsar a buscar algo mejor”.
Polvo es el retrato preciso y sin consideraciones de una juventud menos inocente y cada vez más comprometida y preocupada por generar un cambio del que pocos escritores se habían atrevido a hablar antes. Y, en México, es la cara de Antonio Malpica –junto a la de otros– las que se asocian a este destape, con sus libros ayudan a los jóvenes lectores –y también a los mayores– a exorcizar muchos demonios que se tiene sobre la ciencia ficción, la literatura especulativa y la literatura infantil o juvenil. Cuando lo interrogo por lo que más le cuestionan en las entrevistas de este nuevo libro se queda callado y luego intenta una respuesta, más que para él para mí: “está bien nunca me lo habían preguntado” –contesta y deja escapar una risa de complicidad–: muchos quieren saber cuándo va a salir la segunda parte, pero eso del futuro me lo estoy tomando con calma”, aclara.