De manera indefinida y por el problema en una turbina, a estatal rusa Gazprom anunció este viernes que el gasoducto Nord Stream 1, que provee a Europa, mantendrá los grifos cerrados. El hecho se dio a conocer poco después que los ministros de Finanzas del G-7 acordaron poner un tope a los precios del petróleo ruso, a lo que Moscú advirtió que tendría consecuencias.
El ducto, que lleva el gas hasta Alemania, desde donde se distribuye a otros países europeos, debía reabrir este fin de semana, después de tres días de suspensión de entregas por “trabajos de mantenimiento”. Pero este viernes Gazprom informó que se detectaron “fugas de aceite” en una turbina y que el aprovisionamiento quedará “totalmente suspendido” hasta su reparación, sin avanzar ninguna fecha.
El fabricante de la turbina, Siemens Energy, afirmó en un comunicado que una fuga de aceite no es “una razón técnica” para cerrar el gasoducto Nord Stream, como alegó Gazprom.
“Este tipo de fugas no suelen afectar el funcionamiento de una turbina y pueden sellarse in situ”, agregó.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, a finales de febrero, Moscú ha reducido significativamente sus entregas de gas a los países europeos en respuesta a las sanciones. Los países occidentales acusan a Rusia de utilizar el gas “como un arma”.
El anuncio de la suspensión indefinida del suministro de gas acentúa los temores de escasez en el próximo invierno europeo. A ellos se suma la pronunciada alza de la electricidad, “lo que ralentizará la industria y podría provocar una recesión en Europa”, según Andy Lipow, de Lipow Oil Associates.
Los países del G-7 decidieron aplicar un tope a los precios del petróleo ruso y pidieron que una “amplia coalición” de naciones adopte esa compleja medida.
La decisión, que pretende afectar los ingresos energéticos de Moscú, como parte de las sanciones por la invasión a Ucrania, fue adoptada durante una cumbre virtual de ministros de Finanzas de las siete economías más avanzadas: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia y Japón.
Poco antes de la declaración del G-7, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que la imposición de un tope a los precios del crudo ruso “conduciría a una desestabilización significativa de los mercados”.
Con semejante “injerencia” en el mercado petrolero, “los consumidores europeos y estadunidenses serán los primeros en pagar” las consecuencias, advirtió el vice primer ministro ruso, Alexandre Novak.
Los precios del petróleo terminaron al alza el viernes. El Brent sumó 66 centavos a 93.02 dólares el barril y el estadunidense WTI avanzó 26 centavos a 86.87 dólares. En la semana el Brent perdió 7.9 por ciento y el WTI, 6.7 por ciento.
La mezcla mexicana de exportación subió 53 centavos y cerró en 83.09 dólares el barril. Sin embargo, acumuló un descenso semanal de 6.64 dólares (7.4 por ciento).