Por Víctor Barrera
El presidencialismo con el que se maneja la presente administración ha mostrado que puede dejar graves consecuencias en el futuro para el país, porque el que una sola persona tome todas las decisiones sin consultar a su gente más cercana y aun más a quienes encargo cada una de las carteras administrativas, nos lleva a un país gobernado por un rey, algo muy lejano de la democracia republicana que se ha tratado de ir construyendo a lo largos de los años en la historia del país.
México tiene muchas problemáticas que aún no se han podido resolver y la gente espera que estas sean resultas para poder empezar a tener una mejor calidad de vida.
Sin embargo, la forma en la cual se administra el país, con base en la lealtad donde la obediencia ciega es más importante que la capacidad profesional para resolver las problemáticas, nos mantiene en el mismo sito de hace 50 años, donde el compadrazgo, la cercanía familiar y de amistad era el principal factor para colocar a una persona en un puesto público de alta jerarquita, como ser secretario de Estado o subsecretario.
Podemos observar entonces que estas personas cercanas a López Obrador solo están para asentir cada decisión del tabasqueño y no modificar en nada esa decisión so pena de ser criticados y sustituidos.
Pero esto ha dejado efectos bastante negativos para el país, porque hemos visto morir mucha gente ante la inacción de este gobierno para evitar esos decesos, o la falta de un crecimiento económico que de origen a empleos y bienestar en la gente. Porque las decisiones de este gobierno es crear una burocracia enormemente obesa que para mantener su trabajo no comente los errores y los deje pasar, porque esto es parte del cambio.
A lo largo de casi cuatro años hemos visto que muy poca gente del gabinete legal y ampliado ha expresado algún comentario contrario a lo que decide López Obrador y quienes lo hacen toman, por dignidad, la decisión de renunciar a su cargo.
Por López Obrador desprecia el conocimiento, es displicente ante la experiencia y prefiere colocar a gente leal y no con capacidad de resolver problemas.
Regresamos, repito, a aquellos años donde era más importante estar bien con el “jefe” que tratar de dar soluciones a los problemas, donde si el presidente decía que íbamos bien todo mundo aplaudía y celebraba esas palabras aun cuando en la realidad era todo lo contrario.
Estamos nuevamente en esos tiempos donde el secretario de Estado se calla y no opina para evitar problemas, y que resultan como han sido calificados como simples “floreros” que son puestos para cubrir un puesto pero que no funcionan en nada.
En México se han incrementado los problemas de inseguridad, ingobernabilidad, corrupción que hace rehén a varios sectores productivos, donde la opacidad para otorgar licitaciones es lo de hoy, o se otorga un poder a una secretaria que los mismo le hace de constructora, administradora, y que vela por la seguridad del país, dando como resultado el cierre de empresas formales y el incremento de la informalidad en el comercio, en el trabajo. La pobreza es cada vez mayor y las familias mexicanas lo resienten cada día, pero a pesar de que todos vemos esto, nadie, cercano al presidente, es capaz de señalar esos errores.
Regresamos al pensamiento que el imperialismo yanqui hace mucho daño, a pesar de que es nuestro principal socio comercial, que es más importante tener una economía cerrada, aun cuando México es el país con un gran número de tratados, acuerdos y alianzas comerciales.
Andrés Manuel López Obrador rechaza el conocimiento, desprecia la experiencia, devalúa la capacidad técnica de expertos, porque esto solo es fruto del neoliberalismo de aspiracioncitas.
Se pretende dar un cambio a los viejos estilos de gobernar, pero no se establecen objetivos o ruta a seguir, se hacen proyectos y obras sin un sustento de utilidad costo–beneficio para la población y estas obras terminan siendo más caras de lo planeado.
Todo esto está derivando en un grave deterioro de la administración pública federal. Aquí se trata mantener el poder y distribuir pobreza y no riqueza, porque un pueblo pobre es más fácil de comprar con dadivas ínfimas que crear riqueza y distribuirla equitativamente.
México ha desaprovechado oportunidades importantes y no ha se han aplicado estrategias para hacer valer la geopolítica económica y comercial que tenemos. Estamos perdiendo la grandeza como país, donde los inversionistas veían un futuro promisorio y los mexicanos podríamos ser parte de ello, ahora solo nos conformamos con escuchar la prédica diaria contra los conservadores y presenciamos el cotidiano empobrecimiento del país y del gobierno.
Esta es la herencia para la continuidad que podemos cambiar o no