Por Víctor Barrera
El cisma al interior del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), está cada vez más cerca y posiblemente podría convertirse en un punto importante para no obtener el próximo año el gobierno en el Estado de México y posiblemente tampoco una gran mayoría en el Congreso de la Unión para el 2024.
Y esto porque el proceso para elegir a sus coordinadores con miras a establecer el camino para los comicios federales del 2024, mostraron que son capaces de recurrir a todos los vicios, trucos y malos “hábitos” que la política tiene para mantener el poder con el poder.
Estos pequeños grupos que integran Morena, han mostrado que no todos tiene un mismo sentido y una idea de que es poder y como utilizarlo a favor de todo un grupo.
Y aun sin limpiar el desorden que mostraron y sin tener en realidad los resultados de este desorden, muchos de estos grupos han empezado a perfilar sus ataques hacia el coordinador de la bancada en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, por osar llamar por su nombre a todas esas prácticas antidemocráticas utilizadas por Morena y también hacia Marcelo Ebrard quien ha pedido se lleve a cabo un “piso parejo” en todas las contiendas que al interior de Morena se realicen
Ahora se puede señalar que a partir del inicio de este mes la guerra al interior de Morena será más cruenta entre ellos mismos y que de no encontrar una reconciliación, Morena está destinado a perder una parte de sus votos y por ello no podrá consolidar triunfos importantes en los comicios de los próximos años.
Algunos han empezado a señalar que el primer paso será despojar al zacatecano del liderazgo de la bancada en la llamada Cámara alta y, claro, de la presidencia de la Mesa Directiva para el próximo año, donde se perfilaba el poblano Alejandro Armenta Mier, quien además podría disputar en el 2024 a su primo Ignacio Míer la candidatura al gobierno de ese estado.
Ambición de poder o simple réplica de viejas prácticas aprendidas a su paso por el priismo y/o el perredismo han marcado la forma en la cual se ha movido el morenísmo, que dicho sea de paso, no ha entendido que las acciones políticas se califican con hechos y no con palabras, porque la gente empieza a cansarse de toda la palabrería que este movimiento realiza en cada uno de sus puestos públicos, pero en el momento de actuar el resultado es totalmente distinto, porque se privilegia a pequeños grupos y se olvida de la gente.