Por Víctor Barrera
La semana pasada y olvidando de las críticas que durante años hizo por crecimientos “mediocres” de 2 por ciento en nuestra economía, López Obrador aplaudió y celebró el crecimiento de un punto por central durante el segundo trimestre de este año y que sumado al resultado del anterior trimestre nos coloca 1,9 por ciento en la primera mitad.
También hizo de lado para manifestar que el crecimiento del PIB, era bastante bueno en comparación a otras economías, y ahora no señalo que esta medición no era totalmente confiable, porque para él la felicidad es el principal factor, algo que a mucha gente se le ha olvidado, porque se ha convertido en preocupación de no sufrir algún acto de violencia, o ser despedido de su trabajo, porque la empresa tiene que cerrar sus puertas por falta de ventas, pero lo más importante es que esta preocupación radica en que sus ingresos no le alcanzan para comprar los productos básicos de una canasta alimentaria.
López Obrador necesita buscar un aliciente para la población ante, el enfado que empieza a mostrar de ver que la famosa administración del cambio, no se ha hecho realidad, sino todo lo contrario, los problemas que tenían México se han incrementado y lo peor es que este “presidente” apoya al crimen organizado, señalando que también tiene derechos.
Afortunadamente la Secretaria de Hacienda ajustó nuevamente la meta de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para manifestar que podríamos cerrar con un 2.4 por ciento, algo que fue compartido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que al hacer su revisión subió su expectativa para México de 2% a 2.4%, pero la ajustó drásticamente a 1.2% para 2023.
Ahora si hacemos cuentas simples, para alcanzar este crecimiento, en la segunda mitad del año, nuestra economía deberá crecer en un 3 por ciento y con ello alcanzar un promedio de 2.4 anual en este 2022.
No es imposible que México logre ese crecimiento, pero parece que para esta segunda mitad sería un poco complicado si no se fortalece el mercado interno, para hacer que la economía nacional logre ese crecimiento.
Esto si se abre la oportunidad a una competencia libre en todos los sectores para atraer inversiones, establecer reglas claras en beneficio del país, pero también otorgando ganancias favorables a los inversionistas. Sin embargo, todo esto va en contra de la ideología de la 4T que esta empecinada en vivir de un nacionalismo del siglo pasado, pensando que una economía totalmente cerrada puede ser fuerte, se le olvida a López Obrador y a su equipo que estamos en una era totalmente globalizada y que dependemos de muchas naciones para establecer cadenas productivas y de crecimiento.
Además, para tener un mercado auto sustentable, se necesita invertir mayor porcentaje del presupuesto a sectores como el primario, y el secundario que permitan obtener no solo los productos agropecuarios que se necesitan para el consumo interno, sino también para exportar, en el sector industrial además se necesita, invertir en tecnología para desarrollar aún más este sector. Pero un punto importante es establecer reglas claras, sin modificarlas, para que nuestros socios comerciales no lleven a México a paneles de controversias comerciales, como posiblemente veremos en los próximos meses, porque entonces el mayor recurso presupuestal se tendrá que destinar al pago de las indemnizaciones a las empresas y países que puedan ganar esos paneles.