Por Víctor Barrera
Para poder cambiar el rumbo de algo que no tiene resultados positivos primero se debe reconocer y entender los errores que llevaron a este camino, para luego realizar los ajustes necesarios que implican la consulta de un mayor número de opiniones para que el rumbo a tomar sea con mayor certidumbre de alcanzar objetivos positivos.
Esa es la clave sencilla, para que México empiece a cambiar la situación actual donde estamos. Lamentablemente se ve muy difícil que quien esta como titular del poder Ejecutivo, reconozca sus errores y más aún que pida opiniones a expertos, académicos y especialistas en la materia para dar ese giro al camino donde nos encontramos.
La falta de conocimiento, preparación académica en muchos sectores y honestidad intelectual de López Obrador ha sido siempre evidente. Y es imposible tener un proyecto de nación, como le dicen a la 4T, o al menos un programa de gobierno cuando no se tiene siquiera planteado los objetivos a alcanzar el corto, mediano y largo plazo.
Transformar al país no solo es un cúmulo de palabras e ideología, sino el planeamiento exacto de cómo se ira dando esta transformación, los tiempos y espacios donde se darán los cambios más fundamentales y donde solo habrá cambios suficientes para hacer la realidad de un México mejor.
En pocas palabras no solo tener un discurso coherente, que para esta administración es muy difícil, debido a los bandazos que da cada mañana, sino también tener la capacidad de reconocer los errores y corregirlos a tiempo, evitar seguir echando la culpa a otras personas que aun cuando así fuera el caso, la responsabilidad de dar resultados es de esta administración actual.
México no puede seguir viviendo de discursos que no están apegados a la realidad, porque se podrá engañar a un número importante de personas, pero habrá otro grupo de personas que no aceptarán esa venta de sueños de ilusiones sino estarán viendo la realidad.
Al paso del tiempo una gran mayoría de mexicanos empiezan a ver el desastre en el cual se ha convertido el país, donde las oportunidades para atraer inversiones y con ello crecer en nuestra economía se van alejando, y para justificar esto se habla de un nacionalismo que en estos tiempos de globalización no es necesariamente el punto fundamental.
De continuar por el camino donde nos han llevado terminaremos con una economía más pequeña en comparación a la que teníamos en el 2018, provocando con ello una crisis fiscal, ante la poca recaudación impositiva, con una presión en los precios de los productos y por supuesto pobreza en un número mayor de mexicanos.
Esto puede acentuarse si el conflicto que empieza a darse con Estados Unidos no termina pronto y con resultados positivos para ambos países.
Es necesario encontrar soluciones rápida a las problemáticas y no culpables de ellas, no se debe perder el tiempo en descalificar a las personas que no piensan igual que el tabasqueño, se debe aprovechar el tiempo para convencerse que lo mejor es cambiar de estrategia, reconsiderar el proyecto de nación y mirar hacia el beneficio real de los mexicanos, no al de una persona y su grupo allegados que solo han demostrado que llegaron al poder y que solo les interesa mantenerse en este y no el futuro de todos los mexicanos.