Por Víctor Barrera
Aun cuando no se ofrezcan cantidades exactas de cuanto será el ahorro que el gobierno federal tenga con la aplicación de la “pobreza franciscana”, dudamos demasiado que estos recursos sean para aplicarse en el mejoramiento de los servicios públicos o para el fortalecimiento de los sectores productivos del país.
Si la “austeridad republicana” represento un enorme sacrifico para los mexicanos, en el sentido de que no se aplicaron recursos en el momento necesario para comprar medicamentos para los niños con cáncer, o comprar vacunas para detener el alto índice de contagios y fallecimientos del covid en sus momentos más intensos o para fortalecer a los sectores productivos para evitar el cierre de muchas empresas porque no tenían ventas y no podían sostener sus nomina, esperemos que esta “pobreza franciscana” no venga a aumentar precisamente eso, el número de pobres en el país.
López Obrador adelanto que los recortes en el sector público serán principalmente en lo que él entiende como superfluos, como los viajes al extranjero, aunque algunos, son de importancia vital para atraer inversiones deberemos pensar que no significa que México cerrará sus puertas y solo creceremos con la producción de nuestro mercado interno, de ser así, será más amargo el resto de sexenio para todos los mexicanos.
Entendemos y aplaudimos que este gobierno este preocupado por mantener las finanzas públicas sanas y evitar un incremento en el déficit público, algo que ha permitido mantener el grado de inversión a la deuda soberana, pero tampoco deberá permitirse que los recursos dejen de aplicarse en áreas prioritarias, como compra de medicinas y mantenimiento de escuelas y hospitales públicos.
López Obrador debe entender que el desarrollo económico y social del país, no solo son sus obras como son la refinería en Dos Bocas y el Tren Maya, con un gasto superior a los 30,000 millones de dólares, y que hasta el momento no han mostrado la utilidad real, como es el caso del AIFA donde se obliga a las empresas aéreas a aterrizar en un aeropuerto que mantiene defectos que impiden un buen uso de sus inhalaciones.
Este año el gobierno federal tuvo un presupuesto cercano a los 7 billones de pesos, los cuales servirían para tener un crecimiento superior al 4 por ciento, pero no se logrará esto, quizás por algunas circunstancias imprevistas como la mutación del covid y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Pero esto también nos muestra que para crecer económicamente no es necesaria políticas de austeridad o pobreza franciscana, sino una buena planeación para hacer un gasto publico eficiente que abarque todos los sectores para crear riqueza, empleos y mejorar los salarios de todos los mexicanos, o de lo contrario seguiremos siendo afectado de manera importante por circunstancias externas sin un fortalecimiento interno.
López Obrador prometió un crecimiento equitativo hacia arriba, es decir mejorar la calidad de los pobres, pero hasta ahora ha sido hacia abajo, esto es se ha incrementado el número de pobres en el país y sin creación de riqueza para obtener mayores recursos vía impuestos, lo único que se reparte es pobreza.