Por Víctor Barrera
Es indudable que México está pasando por un momento negativo, derivado de las circunstancias externas, la pandemia del covid- 19 y la guerra entre Rusia y Ucrania, pero también de las malas decisiones de la presente administración que han impedido a muchos mexicanos salir de la crisis económica.
Para muchos mexicanos, entre los que me encuentro, el 2024 deberá traer un cambio en cuanto a la ideología política de quien asuma la presidencia de la república, es decir, debe evitarse que Morena logre quedarse en el poder, sea con Sheinbaum o cualquiera de las otras “corcholatas” que tiene López Obrador.
Porque hasta ahora, esta administración no ha logrado demostrar que tenía las soluciones a todos los problemas que enfrenta el país.
La cuestión principal es que López Obrador no tiene la más remota idea de cómo dejar el poder y muy probablemente ni siquiera tiene intención de hacerlo, para conseguir esto seguirá utilizando todo lo que esté a su alcance para mantenerlo.
Las herramientas que dispone es el uso electoral de los programas sociales, algo que ha funcionado a lo largo de la vida política moderna de México, otra herramienta, y que ha sabido sacarle buen provecho, es la conferencia de cada mañana, donde poco informa de su trabajo, será porque no ha hecho nada relevante hasta ahora, pero ocupa el mayor tiempo de esta conferencia para descalificar a todo aquel que no piensa igual o no comparte su utopía de un México feliz.
Ante esta campaña política permanente es claro que lleva mucha ventaja sobre los adversarios políticos, sin embargo, estos no hacen absolutamente nada para tratar de acortar esa ventaja. Es más, las divisiones y desacuerdos entre la oposición incrementan la ventaja que tiene el tabasqueño.
Esto se adereza que dentro de la misma oposición. Por el momento no existe un candidato que pueda restarle puntos al tabasqueño, porque el candidato que asoma la cabeza la pierde. Algunos sin razón, otros con ella, pero cualquier intención es criticada y castigada por el poder del Estado.
Pero habrá candidato o candidata de la Alianza y posiblemente otro de un partido político, pero de entrada marcaran esa división y disminución de poder.
Además, al interior de la alianza hay diversos grupos que buscan acomodo, lo que incrementa la división, porque estos grupos sean locales o estatales no se han dado cuenta que sin unidad no hay fuerza que pueda derrocar al partido en el gobierno.
Esto ha provocado también que la mayoría de los grupos políticos estén pensando en el 2024, como acomodarse, como seguir viviendo del presupuesto, como evitar la caída, pero nadie piensa en cómo sacar al país de la situación complicada que vivimos, donde está más cerca una crisis fiscal, que implicara mayor pobreza ante la falta de recursos públicos para cubrir lo más indispensable para la población: alimentos y generación de empleos.
Lo que traerá un mayor deterioro en el sistema de salud, educación y servicios públicos, lo que ampliará la brecha y polarización de la población.
Es cierto que quien gane en los comicios del 2024 no podrá resolver estos problemas en el corto plazo, porque las fuerzas estarán divididas.
Pero lo que se trata de decidir en el 2024 es si México mantiene el rumbo hacia atrás que ha marcado este gobierno, o mira nuevamente a camino que habíamos empezado incrustándonos en la globalización, la libre competencia y el crecimiento económico.
La decisión está en la ciudadanía, los votantes los que ejercemos el derecho del voto, pero el razonado, no el comprado, el que analizamos para obtener beneficios en el futuro, no el que solo se obtiene un mínimo recurso que dura un día.