En su editorial dominical, Desde la Fe, la Iglesia recordó que desde hoy y hasta el último día del mes estará pidiendo a Dios por las víctimas de violencia, los gobernantes, pastores “y todos quienes habitamos este hermoso país, incluidos quienes hacen el mal”.
“Oraremos, pues, para que la sangre derramada en México, sea la sangre de Jesús que riegue nuestra tierra y la haga fértil para poder emprender un verdadero camino que nos enfile hacia la paz”, precisó la organización.
Durante esta jornada todas las parroquias mexicanas celebrarán misas en memoria de los sacerdotes, religiosos y religiosas que han sido asesinados.
Mientras que a partir de mañana y durante el resto del mes, se celebrarán misas en lugares significativos de México “que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta en México”.
Además, dijo que el 31 de julio se pedirá por “la conversión” de todos los victimarios, de quienes dedican su vida a hacer el mal “toda vez que también son nuestros hermanos y necesitan de nuestra oración.
Expresó su deseo de una apertura al diálogo entre autoridades de Gobierno y sociedad civil “que abone a una estrategia efectiva de pacificación nacional”.
Finalmente, afirmó que “es el momento de actuar” y pidió asumir todos la tarea de construir la paz “desde la familia, desde las aulas, desde nuestras comunidades vecinales y círculos sociales, buscando siempre la unidad nacional”.
En la Ciudad de México decenas de personas se unieron a esta jornada al congregarse en la Estela de Luz, donde colocaron velas en las placas de las víctimas de la violencia y realizaron una misa. Mientras que en el interior del país, cientos de iglesias se unieron al llamado del Episcopado