Por Víctor Barrera
Muy optimista se muestra López Obrador de asistir la próxima semana a la reunión el presidente Joe Biden en Washington.
Es probable que los temas a tocas serán el migratorio, la relación bilateral, que con lleva el económico y por supuesto el tema energético.
En el migratorio, que se ha convertido ya en un dolor de cabeza para Estados Unidos puesto que México ha relajado un poco este tema en nuestro país y ha permitido la entrada masiva de centroamericanos, caribeños y algunos sudamericanos que salen de sus países de origen en busca del sueño americano, a esto se debe sumar también, que ante la mala gestión económicos dentro del país, se ha provocado también que muchos mexicanos dejen sus estados de origen en busca de lo que carecen en México, empleo, salario digno y seguridad.
México antes del 2018, era parte de la solución a este problema al no permitir la entrada de emigrantes por nuestra frontera sur y con ello se disminuyó el arribo de personas al país vecino del norte.
Pero ahora, repito, ante la situación económica mundial muchas personas pretenden establecerse en el país que tiene la economía número uno del mundo, y lamentablemente el paso por México es inevitable si se quiere llegar a esa nación, creando con ello en caravanas numerosas, que México no ha podido contener, por lo tanto, México paso de ser una solución al problema a ser parte del mismo.
Pero ahora México es parte del problema por la oleada imparable de desplazados hacia Estados Unidos. Tan solo en el primer semestre de este año, 380 mil connacionales han sido detenidos, de acuerdo a la Oficina de Aduanas y protección Fronteriza, como lo apunto el periódico The New York Times.
Entonces es probable que, en la reunión privada, este tema sea de importancia para Joe Biden y López Obrador no podrá cambiar el tema migratorio por el de sembrar arbolitos.
El segundo tema en importancia es por su puesto la inseguridad, violencia y la permanecía y crecimiento de los grupos criminales en México, factor que también incide en el desplazamiento de gente hacia Estados Unidos.
Por ello la petición del mandatario estadounidense posiblemente sea que López Obrador ponga orden en México, porque ese problema se convierte en uno de Seguridad Nacional para su país.
Porque además trae consigo otros problemas que causan las muertes de estos emigrantes, como lo ocurrido en San Antonio. Donde perecieron muchos emigrantes por asfixia en la caja de un tráiler, situación que no fue excepción, sino se está convirtiendo en algo cotidiano.
Datos de la Organización Internacional para la Migración (OIM), en 2019 hubo 524 mexicanos muertos o desaparecidos al cruzar la frontera. En 2021 fueron 728. Y en el primer semestre de este año van 293 muertos o desaparecidos.
Por ello es que al gobierno de Estados Unidos le preocupe que exista vilencia, inseguridad y que los grupos criminales se vayan apoderando cada día de municipios y estados en México.
La culpa del repunte de la migración entonces no es de Estados Unidos ni de su gobierno, sino del gobierno mexicano que ha entregado una tercera parte del territorio nacional al control de cárteles criminales, de acuerdo con el jefe del Comando Norte, general Glen VanHerck, y el ex embajador Landau.
La visita a Washington del presidente López Obrador no será cómoda, y posiblemente no rendirá cuenta de ello y solo mostrará la parte amable, la fotografía dándose la mano entre ambos mandatarios.
López Obrador debe entender que sus malas decisiones han convertido a México en un socio incómodo para Estados Unidos, siendo esta nación nuestro principal socio comercial.