El más reciente disco de Caetano Veloso es uno de los llamados redondo, no por el aspecto físico, sino por la elaboración, selección de temas y poesía que contiene.
Esta producción contiene Samba, fado, bossa, tambores bahianos, poesía. Y se titula Meu Coco , lago que precisamente nos muestra que es lo que tiene Caetano dentro de su cabeza.
Es un trabajo variado y ameno, pero también intenso, tiene tal profundidad musical y de mensaje social y amoroso, que conviene atenernos con rigor al formato del género reseña:
El disco inicia con el tema epónimo y se llama Mi coco como un juego de palabras: lo primero que encontró en su coco Caetano fueron nombres de mujeres y de eso habla esa canción, en estrépito de arreglo orquestal, ritmo y cuasi batucada.
Las vértebras del álbum entero son nombres, un desfile de carnaval poblado de nombres de personas que Caetano ama y admira o que conoce apenas, pero también ama, porque las adivina, las vislumbra. Las intuye.
Al igual que su hermano del alma Gilberto Gil, los temas sociales son fundamentales en toda la obra de Caetano Veloso quien, por cierto, forma parte de la élite (con Gilberto Gil y Milton Nascimento) que cumple 80 años este 2022.
Los derechos ciudadanos, la defensa de las minorías, los afrodescendientes, la identidad cultural, y todo eso expresado con poesía. Signo de Caetano.
El segundo episodio de este álbum hermoso es igualmente bello: Ciclamen do Líbano:
Que las almas se llamen y los cuerpos se amen, son poderosísimos. Producimos así signos divinos. Flor en carne y espíritu.
La orquestación de esta hermosa pieza es de Jacques Morelembaum, a quien Caetano llama “romántico incurable” y es uno de los arquitectos de la música brasileña actual, desde su violonchelo y su papel pautado y lápiz. Morelembaum es una figura casi mítica, anónima, urge su reivindicación y reconocimiento.
El aroma oriental que impregna en su orquestación fabulosa de Ciclamen do Líbano pone en la música velos de hadas, ombligos de bailarinas escapadas de Las mil y una noches.
La siguiente pieza del disco muestra el poder crítico devastador de Caetano Veloso: introduce así al actual sátrapa Bolsonaro:
Palhaçoz líderes brotaram macabros No império e nos seus vastos quintais
Payasos líderes brotaron macabros del imperio y sus patios traseros. Pero, el humor es parte de la lucha social:
E nós, quando não somos otários Ouvimos Schoenberg, Webern, Cage, cançoes
Nombra así a la resistencia: y nosotros, que no somos tontos, escuchamos a Arnold Schoenberg, Anton Webern, John Cage. Y canciones.
Porque cantar es un arma de lucha. Lo confirma en la siguiente pieza del disco: Não vou deixar:
É muito amor, é muita luta, é muito gozo É muita dor e muita glória Não vou deixar, nao vou deixar porque eu sei cantar E sei de alguns que sabem mais muito mais
Es tanto amor, es tanta lucha, es tanta la alegría y el dolor y la gloria que hemos conseguido en tantos años de lucha, que no podemos permitir, no nos vamos a dejar y no lo voy a permitir porque sé cantar y sé de algunos que saben más, mucho más.
Se refiere, por supuesto, a Bolsonaro y a la derecha que se obstina en obstaculizar el avance social. Cantemos. No nos vamos a dejar.
El nuevo disco de Caetano Veloso es un hermoso mensaje de amor y esperanza. Lo protagonizan las mujeres, los músicos, los niños, el amor. La esperanza.
La siguiente pieza del álbum, Autoacalanto, es de una ternura majestuosa: cuenta Caetano que el más joven de sus nietos, de apenas meses de edad, acostumbra autoarrullarse (Autoacalanto) y aún dormido sigue cantando y las primeras estrofas de esta canción son, precisamente, las líneas melódicas del canto del bebé, en labios del abuelo Caetano. Lágrimas de emoción nos recorren.
En la siguiente canción, Caetano rinde homenaje a su tradición, su linaje, su identidad.
La pieza se llama GilGal en evidente referencia a dos de sus quereres: Gilberto Gil y Gal Costa, y la letra es un enunciado ritual de nombres:
Vem de Pixinguinha a Jorge Ben Pousa em Djavan Wilson Batista, Jorge Veiga Carlos Lyra e o inmenso Milton Nascimento
Pixinguinha (1897-1973) es uno de los padres fundadores del vasto movimiento musical y de lucha social que a la fecha mantienen Caetano y sus amigos que saben cantar, como “el inmenso Milton Nascimento”. Todos ellos, canta Caetano, “me enseñaron el sentido del sonido / y yo quiero enseñar el silencio del sentido”.
Las siguientes dos piezas, Cobre y Pardo, son sinestésicas y contienen las aliteraciones tan gustadas de Caetano, tan culto lector como toda la legión de músicos brasileños y todo el tiempo vemos sus influencias: James Joyce, Carlos Drummond de Andrade, Vinicius de Moraes, todo el movimiento del Modernismo brasileiro y una multitud de autores, en especial mujeres, como Gertrude Stein:
Teu rosa é mais rosa que o rosa da mais rosa rosa
Tu rosa es más rosa que el rosa de la más rosa rosa. Y la siguiente pieza es en mi opinión la más hermosa del disco: Você-Você, una bella disquisición sobre la identidad, los nombres, el nombrar, la manera de nombrar y el amor, siempre el amor.
Traduzco libremente: tú, tú eres tu nombre, que aparece y desaparece a través del océano y yo aquí en esta América-África vivo entre la miseria y la magia y tú, tú que eres en llamas, tambor, tambor debajo de la cama, largor baja mi rama y el rocío cae, no puedes negar que es hermoso: requiere de nosotros un gran arte: crear un mundo loco es mucho más y es muy poco que aprendas a conjugarte: tú eres tú, yo soy tú.
Amor, blues, tango y rumba, porque la pieza inicia como milonga luego bolero luego fado y lo canta Caetano a dúo con Carminho, la cantante de fado del momento (vendrá en octubre al Cervantino) y la piel se nos pone chinita, chinita y cerramos los ojos y nos volcamos en ensoñaciones y luego bailamos samba en la siguiente pieza y llegamos al clímax del disco con la última canción: Noite de cristal, que escribió Caetano para su hermana Maria Bethania y es un poema: “Centella de noche, lluvia de arroz, trigo y maíz, alegría para mi amor, para mis amores, días de muchos colores. Alegrías”.
Este nuevo disco de Caetano es otro de los milagros logrados en pandemia, pues lo grabó en el pequeño estudio de su casa en Río, con el joven de 25 años de edad, Lucas Nuñez, Donice y su hijo menor, Tom.
Algunos músicos grabaron desde otros estudios. Participan orquestas a distancia, mientras percusionistas se presentaron en el domicilio de Caetano de uno en uno portando su prueba negativa de covid.