Unos 15.7 millones de electores están convocados a sufragar obligatoriamente este domingo, en las elecciones presidenciales y legislativas en Chile, en las cuales, con seguridad, no se resolverá quien sucederá al presidente Gabriel Boric desde marzo de 2026, sino que deberá esperarse a la segunda vuelta del 14 de diciembre.

Dado el carácter imperativo -so pena de una multa de hasta unos 6 mil pesos mexicanos-, una gran incógnita es cómo votarán hasta 5 millones de personas, la gran mayoría jóvenes, que jamás lo hicieron, ya sea por desinterés o repudio a la política, algo dominante en el país actual.

Como favorita, con alrededor de 30 puntos, llega la oficialista y ex ministra del Trabajo, Jeannette Jara, abanderada de una coalición que va desde el Partido Comunista, en el cual ella milita, el juvenil Frente Amplio que llevó a Boric al poder, y las clásicas organizaciones Socialista, Radical, Por la Democracia, Democracia Cristiana y otras menores, la ex Concertación que gobernó por 30 años desde 1990.

Pero la ventaja de Jara, de cara podría ser efímera, pues las mediciones muestran una desaprobación al gobierno en torno a 70 por ciento; además que la sociedad parece sumarse a la regresión conservadora predominante en la región. Esto por la frustración que siguió al estallido social de 2019, y dos procesos constitucionales fracasados.

Le sigue el republicano y fundamentalista católico José Antonio Kast, un ex diputado pinochetista que compite por tercera vez, quien marca alrededor de 22 puntos tras perder empuje recientemente.

Kast, que se rehusó en la campaña contestar preguntas valóricas, para únicamente hablar de delincuencia, portó al final de la campaña un chaleco antibalas y también un vidrio blindado en los actos públicos; a lo cual Jeannette Jara ironizó que “al parecer desconfía del pueblo de Chile”.

El también pinochetista y ultra liberal Johannes Kaiser, un youtuber convertido en diputado y que se ufana de posiciones de extrema derecha, quien con entre 18 y 20 puntos se acercó a Kast, pudiendo amagarlo.

Ambos son fanáticos de Donald Trump ya han dicho que apoyarían, en caso de ganar, una invasión estadunidense a Venezuela.

Luego Evelyn Matthei, con 14 puntos, de la denominada derecha moderada que en su momento sustentó a la dictadura, una política de larga trayectoria cuya candidatura desde hace dos años y que fue favorita, se desinfló por una sumatoria de contradicciones y el ataque de boots en redes sociales que ella atribuyó a Kast.

La justa arriba tras un larga campaña repleta de descalificaciones y con mínima participación ciudadana, centrada en la inseguridad y el miedo de los chilenos a ser víctima de delitos; la xenofobia contra los más de un millón de migrantes -de los cuales 800 mil podrán votar, la mayoría venezolanos, peruanos y colombianos- a quienes se percibe como sinónimo de delincuencia; también en un supuesto estancamiento de la economía, cuando las cifras muestran que crece a 2.5 por ciento en 2025 y que el desempleo es de 8.6 puntos.

Los derechistas se esmeraron en instalar que sea quien sea de entre ellos que avance a la segunda vuelta, el resto lo apoyará, pero eso que Kast y Kaiser repitieron toda la semana, Matthei lo puso en duda el viernes, cuando a una pregunta acerca de una foto de unidad el domingo por la noche, contestó que “a 95 por ciento de los chilenos le importa un pito (poco valor)”.

La elección legislativa será determinante para el futuro gobierno. Todo indica que la derecha, que ahora posee una mínima mayoría, conseguirá fortalecerse, dada la percepción negativa del gobierno de Boric.