Por Víctor Barrera
Sin lugar a dudas el trabajo de dividir para ganar le ha resultado a Andrés Manuel López Obrador y así lo demuestra el porcentaje de ciudadanos que salieron a votar y que fueron rebasados por aquellos que no lo hicieron.
Dividir a una sociedad entre los buenos y malos, los patriotas y los traidores, los transformadores y los conservadores siempre resultará útil cuando se tiene una estructura y el recurso económico para sostener el llamado voto duro, el cual será siempre rehén de quien ostenta el poder de utilizar los recursos en su beneficio.
López Obrador es un viejo experto en ello y mover a la gente desde sus necesidades, como la economía familiar, siempre le ha resultado de provecho.
El tabasqueño ha creado sus propios ambientes políticos, donde resulta ser siempre la victima de los voraces, los capitalistas, ahora los fifí, conservadores y otras tantas especies que están en contra de su proyecto denominado 4T,
El problema no es que imagine esos ambientes, sino que la gente se los crea y lo peor que la oposición política caiga en su juego.
Tiene cierta parte de verdad López Obrador al señalar que la oposición esta mentalmente vencida y así lo demuestran las decisiones de esa oposición que se coloca como obstructora del desarrollo y no como una vía alterna para alcanzar el desarrollo.
El ejemplo más reciente es declarar la Moratoria Constitucional, al afirmar que no aprobara ninguna reforma que provenga del titular del Ejecutivo, algo que le permitió a López Obrador colocar a la oposición como los legisladores que no quieren trabajar, pero si cobrar.
Me parece que fue inútil anunciar la Moratoria Constitucional, porque en los hechos se ha realizado al no aprobar la reforma energética que presento el Ejecutivo, La oposición tuvo que haber llevado a su terreno las propuestas de AMLO y manifestar que son “ocurrencias” que colocan al país en retroceso y no en progreso.
Esto, repito, permitió a López Obrador colocar a la oposición como el enemigo del país, y quienes están acostumbrados a cobrar sin trabaja, también inyecto la desconfianza y división en la oposición, porque han empezado a salir voces de esta oposición criticando la decisión.
Esto muestra que, la oposición si está preocupada porque no le encuentra la solución al problema que ha creado el tabasqueño y sus respuestas son de bote pronto y en muchas ocasiones sin ser analizadas.
La oposición tuvo que haber subrayado su postura de protección de la democracia que vivimos, que es tan justa que en lo que va del siglo se ha visto el cambio de régimen en tres ocasiones y le ha permitido a López Obrador asumir la responsabilidad de administrar al país.
Afirmar que no se puede convertir la constitución política del país, en un almanaque de las “ocurrencias” de López Obrador, y que continuaran trabajando a favor de mejorar y adecuar las leyes para evitar que se sigan destruyendo los beneficios que hasta ahora se han obtenido para la población entera.
Sin embargo, los tres dirigentes de los partidos políticos, están más concentrados en mantener el poco capital político que les queda, algo que les otorga prerrogativas y una forma de vida holgada, a querer verdaderamente trabajar a favor del desarrollo político, económico y social de México y su población.
Esto ha provocado que se mantenga un nivel alto de abstención del voto, porque los mexicanos ya no creen en sus políticos y por ello votan por el menos peor.
Los mexicanos requerimos de políticos propositivos que miren hacia el futuro, pero que empiecen con el presente, para sortear la crisis económica, sanitaria, médica, inseguridad y violencia, entre otros tantos temas que requieren atención inmediata de los legisladores. Pero también erradicando la corrupción, el “agandalle” económico y que esos recursos sirvan para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, creando riqueza y oportunidades para los jóvenes quienes sustentaran nuestra economía en los próximos años.