Las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania afectan a mil 600 millones de personas, advirtió ayer el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, al presentar el segundo informe sobre las repercusiones internacionales del conflicto.
“El impacto de la guerra en la seguridad alimentaría, la energía y las finanzas es sistémico, grave y se acelera”, alertó.
“La guerra amenaza con generar una ola sin precedente de hambre y miseria, dejando una estela de caos social y económico en el mundo”, aseveró el jefe de la ONU.
Advirtió que si actualmente la crisis alimentaría obedece a la “falta de acceso” a los alimentos, el año próximo podría deberse directamente a la “falta de comida”.
“Sólo hay una forma de parar esta tormenta que se avecina: la invasión rusa a Ucrania debe acabar”, afirmó Guterres.
Indicó que “es esencial” que lleguen a buen puerto las negociaciones que adelanta la ONU para garantizar las exportaciones de alimentos de Ucrania por el Mar Negro, y el acceso sin trabas a los mercados mundiales para los alimentos y los fertilizantes rusos.
“Este acuerdo es esencial para cientos de millones de personas en países en desarrollo, entre ellos los de África subsahariana”, dijo, sin dar detalles sobre dicho pacto, hasta el momento sin resultados visibles.
Según el informe de la ONU, 94 países que albergan unos mil 600 millones de personas están gravemente expuestos al menos a una de las dimensiones de la crisis (finanzas, alimentación o energía) y son incapaces de hacerle frente.
De esos mil 600 millones de personas, “tres cuartas partes viven en países vulnerables a las tres dimensiones”, señala el informe, que asegura que en el futuro “ningún país o comunidad estará libre de esta crisis del costo de la vida”.
La guerra podría aumentar el número de personas en situación de inseguridad alimentaría de 47 millones, hasta hoy, a 323 millones para fin de año.
En América Latina, la región más afectada sería Centroamérica y el Caribe, pues ya viven una “tormenta perfecta” en la que no sólo tendrán dificultades con el acceso a los alimentos, sino también a la energía, y problemas financieras, dijo la principal responsable del reporte, Rebeca Grynspan, en conferencia de prensa.
En África, “hasta 58 millones de personas podrían sumarse este año a la pobreza”, según el texto, que vaticina que la extrema pobreza en Medio Oriente y el norte de África “podría afectar a 2.8 millones de personas más este año”.
En el sureste asiático, “500 millones de personas están expuestas a las dimensiones alimentaría y financiera” de la crisis, situación “agravada por las olas de calor que afectan a los cultivos”, subraya la ONU.