Por Víctor Barrera
El país está cada vez más controlado por el crimen organizado y el Estado se ha convertido simplemente en un observador, ante la política de abrazos y no balazos, que ha implementado Andrés Manuel López Obrador.
Realmente es algo que debe preocupar a los mexicanos que el crimen organizado este apoderado de 823 municipios de los 2471 existentes en todo el país, de acuerdo a informes del Pentágono estadounidense, esto representa que un 30 por ciento de la población se ve obligada a trabajar para el crimen organizado a cambio de mantener la paz en sus municipios.
Pero este incremento de municipios en manos de los cárteles de la droga, se debe principalmente a que esta administración prefiere defender a estos grupos y no enfrentarlos, porque al ejército lo tiene ocupado construyendo aeropuertos, refinerías, bancos y no realizando su labor.
Alguien podría señalar que los pobladores de esos municipios se ven beneficiados por que el crimen organizado ofrece la construcción de servicios que el Estado no proporciona, pero esto a cambio de miedo y de un trabajo que se convierte en peligroso.
De tal manera que una vez más se observa que esta administración sigue trabajando para el ego de una persona, que nunca tuvo poder suficiente y ahora que lo tiene se siente emperador y que puede hacer con la riqueza de México lo que le venga en gana.
Este fin de semana, López Obrador viajo a Sinaloa, para supervisar las obras de la carretera que unirá Batopilas, en ese estado, y Guadalupe-Calvo, en Chihuahua. Una carretera de 292 kilómetros que cruza la sierra Madre Occidental en la región que se le conoce popularmente como el Triángulo Dorado, que durante años ha sido terreno del narcotráfico.
De hecho, es el lugar que Joaquín “El Chapo” Guzmán utilizó para esconderse, por lo tanto, es territorio de un cartel, y el conectar poblados beneficia directamente a estos grupos y no a la población.
López Obrador conoce bien este tema y quizás por ello es el único que puede caminar por esos territorios sin ser molestado o retenido como sucedió con el grupo de prensa que acompañaba a López Obrador que en la sierra, fueron detenidos por un retén de un grupo armado y con uniformes militares, algo que minimizo López Obrador, que piensa que esos retenes son algo que no merece su atención.
López Obrador también supervisó las obras del eje interestatal Durango-Culiacán, que conectará de manera rápida a Tamazula, el municipio preferido por los líderes del cartel de Sinaloa.
Debo subrayar que no confirmo nada, pero parece extraño que, conociendo bien el terreno y a los posibles beneficiarios potenciales, se realicen estas obras.
El Estado está obligado a llevar todos los servicios necesarios para mejorar la calidad de vida de la población, también está obligado a cuidar por la paz social y vida de los pobladores.
López Obrador pasará a la historia como el mandatario que acoto al ejército y esto permitió el crecimiento del crimen organizado, además de ser el más violento, dejará para la próxima administración federal un legado difícil de cambiar en por lo menos seis años.
Pero para evitar ello, los ciudadanos deberán analizar bien su voto, si quieren que esta situación siga creciendo a través de más estados y municipios gobernados por Morena o el proyecto 4T, o le ponen un alto al evitar votar por ellos.