Con base en los resultados de julio, los Indicadores IMEF Manufacturero y No Manufacturero sugieren que la economía mexicana continúa con fragilidad, al iniciar el tercer trimestre con una baja actividad y sin señales claras de fortaleza. 

El Indicador Manufacturero cayó 2.1 puntos para situarse en 45.5 unidades, profundizando su trayectoria contractiva que ya suma 16 meses consecutivos.

Por su parte, el Indicador No Manufacturero reportó una ligera mejora de 0.4 puntos al ubicarse en 49.1unidades, aunque todavía por debajo del umbral de expansión.

Para su medición, el Indicador IMEF varía en un intervalo de 0 a 100 puntos y el nivel de 50 puntos representa el umbral entre una expansión (mayor a 50) y una contracción (menor a 50), de la actividad económica.

Así, ambos sectores mantienen niveles inferiores a los 50 puntos en julio, lo que refleja un entorno económico caracterizado por un débil dinamismo.

El Indicador IMEF Manufacturero correspondiente al mes de julio anticipa una pérdida de dinamismo de la industria manufacturera. El índice general descendió a 45.5 puntos desde 47.6 en junio. Esta reducción fue más acelerada que en el mes previo.

Componentes fundamentales como nuevos pedidos (43.3), producción (44.2) y empleo (43.4) también registraron descensos significativos, destacando la pérdida de tracción operativa.

El IMEF destacó el colapso de los inventarios, que pasaron de 53.0 a 46.1 puntos en un solo mes -una contracción abrupta de 6.9 unidades-. Además, la caída de 2.3 puntos en producción y de 1.7 en nuevos pedidos refuerza la debilidad persistente del entorno manufacturero.

Incluso el subíndice ajustado por tamaño de empresa, aunque mostró una leve mejora de 0.2 puntos, se mantiene en terreno contractivo, reflejando una desaceleración generalizada en todos los rubros.

Por otra parte, el Indicador IMEF No Manufacturero mostró una leve recuperación al aumentar 0.4 puntos y ubicarse en 49.1 unidades, aunque permanece por debajo del umbral de expansión.

La serie tendencia-ciclo se mantuvo sin cambios en 49.2 unidades, lo que sugiere que la actividad del sector continúa estancada en una fase contractiva.

Por su parte, la medición ajustada por tamaño de empresa mostró una mejora marginal de 0.1 puntos, alcanzando 47.3 unidades, también en terreno contractivo.

Estos tres indicadores acumulan una trayectoria descendente de ocho meses consecutivos (en el caso del índice general y el ajustado por tamaño), lo que refuerza la señal de debilidad en el sector de servicios y comercio.

El crecimiento económico de México en el segundo trimestre de 2025 sorprendió al alza, con un avance de 0.7% trimestral, superando el consenso del mercado.

En términos anuales, el PIB creció 1.2%, acumulando una expansión de 0.9% en la primera mitad del año. “Este desempeño resulta notable en un contexto de elevada incertidumbre comercial, tensiones climáticas y un consumo menos dinámico”, dijo el IMEF en su reporte mensual.

La resiliencia provino de varios frentes. La industria repuntó tras dos trimestres de contracción, impulsada por la construcción no residencial vinculada a obras públicas y ferroviarias. Los servicios también crecieron, apoyados por el comercio minorista y el transporte, lo que sugiere que, pese a señales mixtas en empleo y remesas, el consumo interno sigue siendo un motor clave.

En contraste, el sector agropecuario retrocedió, afectado por sequías y una base de comparación elevada.

En el frente externo, la balanza comercial de junio registró un superávit, impulsado por un repunte en las exportaciones no petroleras, con un desempeño destacado en manufacturas, especialmente en el segmento automotriz.

Sin embargo, la debilidad en las importaciones de bienes de capital sugiere cautela en la inversión privada. Además, persisten riesgos relevantes: la amenaza de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, los recientes requisitos regulatorios en México y la incertidumbre en torno a la revisión del T-MEC en 2026.