Por Víctor Barrera
Se ha dicho por mucho tiempo que las encuestas solo benefician a quien las paga y porque las paga quiere ver resultados positivos y así lo han entendido todas las casas encuestadoras que buscan siempre quedar bien con el cliente que los contrata, aun cuando saben que no son reales las cifras que arrojan.
Primero porque los resultados de las encuestas se basan en un grupo pequeño que difícilmente puede representar el sentir de la mayoría, porque al igual que las votaciones estas se ganan o pierden con una opinión o voto de diferencia.
Sin embargo, desde este nuevo siglo, las encuestas se han colocado como un referente para la toma de decisiones o simplemente para influenciar de manera importante en el sentir de mucha gente.
En un país, como México, donde la mayoría de sus pobladores no quieren saber absolutamente nada de política, es fácil convertirse en un referente, porque además la gente no lee y prefiere vivir el día a día, con el objetivo de evitarse el enojo de saber que cada político, que se supone lo representa, poco hace para ello.
La mayoría de los mexicanos quiere evitar discusiones bizantinas y por eso el tema político se toma únicamente para hacer chistes y ahora memes o simplemente repetir lo que se escucha de los “opinadores” o expertos.
Por eso no debe de extrañarnos que, pese a que la situación actual del país, donde la inseguridad está a niveles que debería preocuparnos por el alto número de feminicidios, muertes dolosas y desapariciones de personas, la gente siga otorgando su confianza a esos políticos que durante años han vivido dentro del presupuesto, solo cambiando de color e ideología según el partido con mayor presencia nacional.
En un país donde los medicamentos son escasos, el sistema de salud está totalmente fracturado y el mismo presidente ha señalado a los niños con cáncer y sus padres los llama golpista por exigir el derecho a recibir servicio de la salud público, como mandatan las leyes
Pero México sigue siendo un país donde a pesar de que se dejó a cerca de 700 mil personas de covid, a cambio de evitar un gasto en la compra de vacunas y pruebas covid porque se aumentaría la deuda del país. En donde se destruye la selva, los cenotes y los ríos subterráneos de la península para que se construya una obra que poca utilidad tendrá si no va acompañada de más obra de infraestructura y un plan de desarrollo económico para esa zona del país.
México necesita crear infraestructura, pero que esta sea para dar más empleos a los mexicanos y no todo se destine a favor del Ejército, requerimos pues un gobierno federal y estatales que trabajen para sus pobladores y no para un proyecto de grupo que beneficia solamente a ese grupo.
Lamentablemente México sigue reinventándose cada seis años y no miramos a futuro, los planes y proyectos son, repito, para un pequeño grupo que como hasta ahora hemos visto tratan de recuperar lo que piensan ellos se les arrebato y en su narrativa buscan esconder ese sentido de revancha.
Hemos visto como en solo tres años vamos nuevamente hacia atrás, destruyendo totalmente todo lo anterior y querer construir algo que será necesario el paso de otros 20 o 30 años para nuevamente alcanzar los niveles de crecimiento que se obtuvieron, pero que mostraban el principio de un país distinto al de las décadas de los 50, 60 y 70.
Es necesario que la gente empiece darle el verdadero valor a su voto, a su opinión y analizar a profundidad la elección de sus representantes, para crear una clase política que se deba a la ciudadanía y no solo a los partidos.