El diputado Ricardo Monreal Ávila (Morena) impulsa una iniciativa para prohibir la venta, distribución o suministro de bebidas energéticas a personas menores de 18 años, tanto en establecimientos comerciales como a través de cualquier otro canal de distribución o promoción.

La propuesta, que busca reformar los artículos 215 y 419 y adicionar el 216 Ter de la Ley General de Salud, también establece sanciones de hasta dos mil veces la Unidad de Medida y Actualización, a quien viole esa disposición.

Además, define a la “bebida energética” como toda bebida no alcohólica que contenga en su composición ingredientes como cafeína, taurina, glucuronolactona, guaraná, ginseng, vitaminas del grupo B u otros ingredientes estimulantes, que se comercializan con el propósito de aumentar el nivel de alerta, concentración, o energía física o mental de quien la consuma. Dichas bebidas pueden contener azúcares, edulcorantes y otros aditivos.

El presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador del grupo parlamentario de Morena, menciona en la exposición de motivos de su iniciativa que el propósito es abordar esta problemática con un enfoque restrictivo que, de manera integral y anteponiendo el interés superior de la niñez, evite los riesgos asociados al consumo de las llamadas bebidas energéticas, al impedir que menores de edad las adquieran y consuman.

Subraya que las reformas representan una medida de protección de la salud pública que permitirá, a largo plazo, disminuir enfermedades asociadas al consumo de este tipo de bebidas y fomentará el disfrute de un mayor estado de salud entre la población en general.

Indica que con ella se prevé establecer un marco regulatorio más estricto para la comercialización y promoción de las bebidas energéticas, con especial énfasis en los jóvenes, quienes son más susceptibles a los efectos adversos de estos productos. 

“Esta propuesta no solo se encamina a regular la venta y promoción de las bebidas energéticas, sino también a crear conciencia en la sociedad sobre los peligros que su consumo puede representar, contribuyendo así a la protección y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes”, subraya el legislador.

Refiere que el consumo de bebidas energéticas entre niñas, niños y adolescentes ha aumentado en los últimos años, lo cual ha generado preocupación debido a los riesgos para la salud asociados con su ingesta, toda vez que contienen altos niveles de cafeína, taurina, azúcares y otros estimulantes que pueden afectar negativamente el desarrollo y bienestar de la infancia y juventud.

Destaca que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado su preocupación por el consumo de bebidas azucaradas y su relación con enfermedades no transmisibles, como la obesidad y la diabetes, por lo que este organismo recomienda reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10 por ciento de los alimentos que se consumen diariamente, y señala que una reducción por debajo del cinco por ciento proporcionaría beneficios adicionales para la salud. 

Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha destacado la necesidad de regular la promoción y publicidad de alimentos y bebidas no saludables dirigidas a niños y adolescentes, incluyendo en este caso las bebidas energéticas, para proteger su salud y desarrollo, abunda en la iniciativa. 
    
El diputado Monreal Ávila enfatiza que el consumo constante de bebidas energizantes puede traer consigo grandes consecuencias para la salud, y más aún cuando estas son consumidas por niños, niñas y adolescentes, los cuales se encuentran en una etapa crucial en sus vidas, que se caracteriza por el crecimiento y desarrollo, por lo que cuando se altera con la ingesta de alimentos poco saludables, trae efectos perjudiciales en su salud mental, física y emocional.

Detalla que durante la infancia y adolescencia el cuerpo experimenta cambios significativos que requieren de un entorno saludable para desarrollarse adecuadamente; sin embargo, el acceso libre a las bebidas energizantes por parte de niñas, niños y adolescentes trae consigo potenciales afectaciones a la salud, ya que pueden provocar desde náuseas y ansiedad, hasta aneurismas y accidentes cerebrovasculares

En este sentido, destaca que, en el ámbito de la salud mental, la alta concentración de cafeína puede ocasionar insomnio, ansiedad, nerviosismo y dificultades para concentrarse, interfiriendo en el aprendizaje y el desarrollo cognitivo. “En esta etapa de la vida, el cerebro se encuentra en constante formación, y los trastornos del sueño o el estrés causado por estas sustancias pueden tener un impacto significativo en habilidades como la memoria, la toma de decisiones y la estabilidad emocional”, puntualiza. 

Considera que, desde el punto de vista de la salud física, los efectos son igualmente preocupantes, toda vez que el consumo regular de bebidas energizantes está relacionado con un aumento de la presión arterial, arritmias cardíacas y otros problemas cardiovasculares. 

Expone que, si bien estas afecciones son más comunes en adultos, pueden presentarse también en jóvenes con sistemas aún en desarrollo debido al elevado contenido de azúcar que incrementa el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2.

Advierte que “en adolescentes activos, estas bebidas suelen ser vistas como una fuente de energía para el deporte, pero en realidad pueden aumentar la deshidratación y el riesgo de colapsos durante actividades físicas intensas”.  

En cuanto a la salud emocional, los cambios bruscos en los niveles de energía que producen estas bebidas pueden generar alteraciones en el estado de ánimo. Además, la constante búsqueda de esta “energía rápida” puede derivar en patrones poco saludables de comportamiento y en una relación dañina con el consumo de sustancias estimulantes, añade.  

Ante este panorama, el diputado Ricardo Monreal Ávila considera que es esencial que el Estado, como responsable de las políticas públicas, tome conciencia de los riesgos asociados con estas bebidas y promueva medidas preventivas, como la educación temprana, la regulación en su venta y publicidad, y la creación de entornos que fomenten hábitos saludables.

“El acceso libre e indiscriminado a este tipo de productos, representa un riesgo mayúsculo del que las y los representantes de la sociedad en el Poder Legislativo, debemos proteger a nuestras niñas, niños y adolescentes”.

Indica que de aprobarse estas adecuaciones normativas se lograría adoptar un enfoque de prevención desde la legislación en salud pública y precisa que su iniciativa no tiene por objeto limitar libertades de consumo de la población adulta, sino salvaguardar el bienestar y el desarrollo saludable de las niñas, niños y adolescentes, conforme a las obligaciones constitucionales e internacionales del Estado mexicano.