Por Víctor Barrera
Millones de mexicanos son rehenes de los grupos criminales en muchas zonas del país, y esto convierte a estos grupos en lastres para el desarrollo económico de México.
Muchas personas de estados donde se encuentran estos grupos criminales, que antes utilizaban solo para pernoctar y ahora son escenarios de enfrentamientos entre los grupos criminales, se sienten inseguras de salir a la calle por el temor quedar en medio de un enfrentamiento y esto podría costarles la vida.
Algunos otros, que son enlistados por esos grupos crimínales, quieran o no, llegan a estados distintos al de su origen y por el solo hecho de pertenecer a estos grupos y portar un arma, ilegal, sienten que tienen poder y comienzan a amenazar a los pobladores y cobrar derechos de piso, que son reportados a sus jefes, como tributo por aceptarlos en sus organizaciones.
Esto lo sufre a diario muchos mexicanos, pero no es un problema nuevo, este ya tiene décadas, pero en los últimos años estos grupos criminales han salido a las calles para demostrar su poderío por encima de todo. Puesto que ya han enganchado a muchos políticos que sirven no solo de cómplices, sino que también les apoyan en sus actos delictivos, ofreciéndoles recursos financieros que luego son cobrados de distintas formas.
Esto quizás sea la razón por la cual, estos grupos se atreven a solventar recursos económicos a políticos, para luego ser el poder tras del poder y aquellos que no quieran pagar esos precios son amenazados y algunos lamentablemente pierden la vida
Pero también ha abierto la puerta para que estos grupos criminales, cobren sus “favores” en grandes cantidades obteniendo «trabajos2 que son pagados, en muchas ocasiones, el doble o más de los recursos proporcionados.
Todo esta ha llevado a pensar a una gran mayoría de la población que la única forma de acabar con estos grupos es modificando las leyes para imponer, en los caos que sean necesarios, la pena de muerte, que aun cuando suena bastante rigurosa podría ser la herramienta perfecta para detener la ola de homicidios dolosos que van en aumento, pero que las autoridades ocultan.
Sobre esta petición se le pregunto al coordinador de Morena en la cámara de diputados, Ricardo Monreal, si estaría a favor de implementar el castigo capital, y su respuesta fue “será por mi formación académica, yo no estoy de acuerdo con la pena de muerte. Es una pena barbará. Al manifestarle que estos grupos criminales matan su respuesta fue “no le hace simplemente no estoy de acuerdo con la pena de muerte. Yo simplemente no estoy de acuerdo y se refirió a la Constitución política para argumentar que es generalizada y no hay casos casuísticos”.
Insistimos en que podrían crearse reglas secundarias específicas de los casos y manifestó “que habrá modificaciones a en estas leyes», sin embargo, no especifico que tipo de modificaciones.
El problema, que es grave, necesita una solución contundente, y ante la posibilidad de aplicar la pena de muerte, es probable que muchos de estos sicarios de los grupos criminales piensen dos veces en cometer el delito.
Para erradicar los latos índices de homicidios dolosos, es necesario aplicar leyes que los inhiban y la pena de muerte podría ser una de ellas. Es cuestión de voluntad política