La ausencia de un encuentro entre el presidente Donald Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en la cumbre del G7 representa una señal preocupante para la economía mexicana; era esencial para definir si México se adentra formalmente en una recesión o logra encaminarse hacia una ruta de estabilidad, expuso a Proceso, José Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM.
De acuerdo con el análisis más reciente de ese centro de estudios, la posibilidad de una recesión económica en México es más que “latente”, debido a la profunda dependencia estructural con Estados Unidos, país que ya ha impuesto nuevas medidas arancelarias que afectan directamente a sectores clave de la economía nacional.
“El papel de la presidenta mexicana es determinante en su participación, porque así se marcaba el rumbo inmediato de la economía nacional”, subrayó el académico.
Según el estudio de la UNAM, México ha consolidado su lugar como el principal socio comercial de Estados Unidos, por encima de Canadá. El comercio bilateral representa el 14.95% del intercambio total estadounidense, es decir, alrededor de 215.3 mil millones de dólares, solo en lo que va del año.
Este peso específico se inscribe en un marco más amplio, la región de América del Norte, integrada por México, Estados Unidos y Canadá, concentra aproximadamente el 30.25% del PIB mundial nominal, lo que equivale a unos 34.42 billones de dólares, de acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional.
En este contexto, los nuevos aranceles promovidos por el gobierno de Trump contra México no sólo reducirían el volumen de exportaciones, sino que también generarían una contracción directa en la demanda laboral, con impactos más severos en los trabajadores que ya operan en condiciones precarias o dentro de la informalidad.
Desde la perspectiva financiera, el presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Víctor Manuel Herrera Espinosa, coincidió en que el principal objetivo en la agenda de Claudia Sheinbaum debe ser la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Y es que el acuerdo comercial es vital por la gran cantidad de inversión que genera y el número de empleos formales, mejor remunerados, que dependen de su vigencia.
La posibilidad de avanzar en esos temas se debilitó aún más con la salida anticipada de Trump de la cumbre, decisión tomada en medio de la intensificación del conflicto en Medio Oriente.
Antes de su retiro, se tenía previsto abordar otras tensiones bilaterales con México, particularmente las derivadas de las redadas migratorias implementadas bajo la llamada “Operación Safeguard”, respaldada por la ley Laken Riley.
Estas acciones, de alto impacto político, también están generando efectos económicos negativos al reducir el consumo de bienes y servicios en ciudades clave para el mercado estadunidense.
A esto se suma la intención de la administración de Trump de imponer una tasa impositiva del 3.5% a las remesas provenientes de Estados Unidos. En 2024, este flujo de dinero ascendió a unos 62 mil millones de dólares, equivalentes al 3.4% del PIB mexicano.
Por su parte, Sofía Ramírez Aguilar, directora general de México, ¿Cómo Vamos?, consideró que el G7 ocurre en un momento de gran tensión internacional, tanto por el proceso electoral en Estados Unidos como por la escalada bélica en Medio Oriente.
“Entonces creo que la agenda que se prevé para el G7 hablaba más de paz y seguridad global, muy importantes y prudentes en este momento, transición energética y digital con cadenas resilientes, también muy importante”, indicó.