Por Víctor Barrera
La inseguridad, la corrupción y la falta del crecimiento económico de México son los temas que sigue percibiendo la ciudadanía como no resueltos, esto a pesar de los discursos triunfalistas de López Obrador. Temas que de no mostrar un cambio en lo que resta del año podrían convertirse en obstáculos para alcanzar la continuidad en el 2024.
En lo referente a la corrupción, esta se mantiene constante en la ciudadanía, sobre todo porque algunos de los casos más relevantes son precisamente con gente del círculo cercano al tabasqueño, sus hermanos, si hijo, su prima, su sobrina, algunos ex secretarios de Estado, el fiscal general, la secretaria de Educación Pública. Pero está más presente cuando López Obrador intenta atacar a los periodistas que sacan videos donde este círculo de gente cercana se ve involucrada en casos de corrupción.
El tema de inseguridad es más que una percepción, porque esta se vive a diario, y la política de “abrazos no balazos” se ve simplemente como una promesa difícil de cumplir ante los ataques que realiza el crimen organizado a comunidades y ciudadanos.
Además, el pago de piso que realizan muchos empresarios, desde micro hasta grandes, para poder seguir manteniendo las puertas abiertas de sus negocios mantiene la percepción de una política fallida.
La Guardia Nacional no se ha convertido en el cuerpo policiaco-militar que se había presentado como el contenedor de la ola de violencia. Los militares están en todas partes, sin embargo, se han venido convirtiendo en parte estratégica de la gobernabilidad, para construir y administrar sus obras emblemáticas.
Estos problemas, cada vez se van enquistando y no se logra vislumbrar una solución de ellos, por lo que probablemente serán la herencia que dejará a la próxima administración. Esto será pues una prolongación de la falta de resultados que deberán solucionarse si es que se quiere consolidar el proyecto denominado 4T.
López Obrador no puede dejar sueltos estos problemas, porque si no llega alguien que garantice defender a ultranza su proyecto las consecuencias se le van a venir encima no sólo al presidente, sino también a su sucesor o sucesora.
La falta de resultados son todavía los obstáculos a vencer y la popularidad de López Obrador, aun cuando sigue siendo el gran activo, no logrará alcanzarle hasta el 2024
Querer solo alcanzar el triunfo de Morena con la popularidad de AMLO, cada vez se torna más difícil, porque esta no se hereda y por más “corcholatas” que proponga el tabasqueño, estas no tendrán el mismo nivel de popularidad. Se presentará el día en que los ciudadanos analicen y califiquen si en verdad se cumplió con todas las promesas y más aún si su calidad de vida mejoro para volver otorgar la confianza a través del voto a Morena.
López Obrador cumplirá con el término de su sexenio y Morena tendrá que saber si en verdad tiene el tamaño de popularidad de su líder, si existe otro candidato para la continuidad o si la oposición, aun sin candidato, pondrá a alguien que borre el movimiento y lo coloque en su justa dimensión dentro del espectro político de México.