Por Víctor Barrera
La campaña de odio que mantiene morena y sus aliados políticos en contra de los diputados federales que votaron en contra la propuesta de reforma a la Ley de la industria eléctrica, nos permite observar que este movimiento denominado 4T, carece de un objetivo para llevar al país a buen puerto y que sus principios pueden acomodarse a las circunstancias que se requieran.
Recientemente la realidad ha alcanzado a López Obrador y sus huestes, que con temor ven cómo se va diluyendo la popularidad de si líder y la gente empieza a cansarse de tantos pretextos y mentiras para manifestar por qué no ha podido cumplir con sus promesas de tener un mejor México, con calidad de vida para sus pobladores y con crecimientos económicos del 6 por ciento.
Cuando llegaron al poder, hace tres años llegaron al poder, precisamente por el hartazgo de la gente hacia los partidos políticos existentes, la gente les ofreció toda la confianza y su esperanza de que sus promesas pudieran ser cumplidas
Lamentablemente el tiempo se ha encargado de demostrar que este cambio no ha sido para bien sino todo lo contrario, López Obrador argumentaba que no serían iguales a los anteriores, lo han demostrado porque son peores. Señalaba que no habría impunidad y estas persisten.
Aseguro meter a la cárcel a los políticos corruptos y por el momento solo han sido pocos lo que están en la cárcel y algunos de ellos pronto saldrán por la falta de pruebas contundentes.
A ellos se suman los políticos amparados bajo Morena que aun cuando existen pruebas suficientes de su falta de honradez, no se encuentran bajo ningún proceso, La nueva política está encumbrándose y su arma principal es su “calidad moral”, la cual es muchos más dudosa que sus acciones, y con ella califican a quienes no piensan igual como traidores a la patria.
Así, sin ningún resultado positivo siguen pretendiendo hacer creer a la gente que son ellos, partiendo de desde su líder, la encarnación de un México que todos queremos, pretende seguir engañando que ellos tienen las soluciones a las problemáticas del país, pero necesitan más tiempo para demostrarlo.
Los mexicanos, en su gran mayoría, ya nos sentimos cansados, repito, de escuchar las mentiras de López Obrador, de su falta de profesionalismo para verdaderamente atender los problemas más significativos del país y no si su popularidad va a la baja o si es el presidente más criticado.
México requiere de un verdadero estadista, que sepa en tiempos como los que ahora se viven, tener el liderazgo para llevar a todos los mexicanos a buen puerto.
López Obrador y sus subalternos, Mario Delgado, Citlali Hernández. Ignacio Mier, Leonel Godoy, Andrea Chávez entro otros, solo utilizan la descalificación en enfrentamiento inútil como arma para desviar la atención y convertirse en víctimas.
Ayer mismo en la Alameda Centro de esta Ciudad de México, realizaron un mitin para poner al público a corear el nuevo mantra: traidores, traidores, traidores. Exhiben a los diputados de oposición en carteles y han comenzado a hostigarlos en sus casas particulares. Repiten la cantaleta en los canales de televisión del gobierno. Y en tiempos de comicios también lo han trasladado a ello, no hay propuestas en sus discursos, solo descalificaciones, México está en problemas y ellos creen que la solución es la división social. Por ello la dirigencia de Morena ha anunciado que en todas las plazas del país repetirán las consignas de traición y exhibirán los rostros de los “vendepatrias”.
Estos políticos no han entendido que tener un país con problemas sociales, falta de seguridad y peor aún tener en la presidencia a un hombre que poco o nada respeta los acuerdos, son factores fundamentales para que no lleguen inversiones y esto complica la creación de riqueza en el país, aumenta la pobreza y los problemas colaterales de ella.
Es el momento de que los mexicanos empecemos en las urnas este año y los subsecuentes a mostrar que el falso nacionalismo, el populismo, la falta de resultados no tienen cabida, porque somos una nación con mucha riqueza natural y humana y no podemos permitir que se aprovechen de ello solo un pequeño grupo que se dicen ser “políticos”.