Por Víctor Barrera

Todo indica que el segundo piso de la 4T es implementar el autoritarismo, donde no existan los mecanismos para rendir cuentas y tampoco el derecho de contravenir una ley que sea realmente en contra de los derechos básicos de la gente.

Y así se demostró ante la iniciativa que se presentó en el Congreso de la Unión firmada por los presidentes de las Mesas directivas, Gerardo Fernández Noroña en el Senado y Sergio Gutiérrez Luna, en la cámara de diputados, además de los presidentes de las Juntas de Coordinación Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila.

Afortunadamente, alguien al interior de la bancada oficialista, alzo la voz no permitió que esa “iniciativa loca” pudiera ser modificada y así se realizó en comisiones unidas del senado donde se eliminó gran parte de esa iniciativa que condenaría a los mexicanos y a quienes habitan a México a estar bajo el mando de un gobierno totalmente autoritario.

La esencia de esta iniciativa era subrayar lo que ya existe en la ley de amparo, que nadie podría contravenir las modificaciones constitucionales, es decir, ni la presidenta misma, podría echar a tras alguna modificación constitucional que el Poder Legislativo aprobara, aun cuando esta fuera altamente inconstitucional.

Esto convertiría al Poder Legislativo en el más alto l Poder sobre el Ejecutivo y el Judicial, es decir un poder supremo al cual nadie puede contradecir. Esto es muestra clara de que algunos de los legisladores del partido oficialista han perdido el piso y la insensatez y les ha ganado, haciéndolos pensar que ellos son los jueces de todo y que son el único poder de la unión capaz de decidir el futuro del país y sus pobladores.

Tema que contraviene el espíritu de nuestra Constitución donde se establece la existencia de 3 Poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial y cada uno representa el contrapeso de los otros dos, porque cada uno tiene autonomía e independencia.

Lo más lamentable es que el poder legislativo y algunos colaboradores de la presidenta de México, la engañan tratando de sacar beneficios propios, sin importar poner a la investidura presidencial como solo una posición de adorno.

Ojalá y la presidenta de México logre entender esto y se deshaga de su consejera jurídica, quien debió ser la primera en encender los focos amarillos y evitar que la iniciativa de los legisladores siquiera pudiera haberse anunciada.

México necesita recobrar el espíritu de la democracia constitucional donde los tres poderes deben asumir su papel y evitar que alguno de los otros dos abuses del poder y quiera imponer sus condiciones. Porque ninguno de los tres poderes puede estar encima de los otros y mucho menos de las leyes de la Constitución Política mexicana. Es cierto que puede modificarse la constitución, pero esto debe ser para el beneficio de todos los que habitamos el país y no solo para un grupo de personas que sienten que son superiores a todos.