Por Víctor Barrera
La gobernadora del Banco de México (Banxico), Victoria Rodríguez Ceja, adelantó que será hasta mediados del 2023, cuando podremos observar un nivel de inflación cercana al 3 por ciento, y subrayó que la presión inflacionaria que se originó por la pandemia del covid aunada al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania seguirán siendo los principales factores de ello.
Esto significa que por lo menos en lo que resta de esta primera parte del 2022 y mientras persista el conflicto bélico, el mundo mantendrá una presión inflacionaria.
Es muy probable que en México el nivel para la primera quincena de abril se mantenga en un rango de 7.45 por ciento, principalmente por el incremento de insumos de producción y productos básicos.
Sin embargo, la llamada inflación subyacente, la que no toma en cuenta el precio de los productos de mayor volatilidad, también se mostrara en niveles cercanos al 7 por ciento.
Este último indicador es de mayor relevancia, porque nos muestra que los productos que mantienen precios casi estables, siguen siendo presionados ante la falta de insumos, lo que implica una menor producción y el poco abastecimiento en el mercado, todo se concluye en que la demanda crece y el precio también.
Pero al ser productos con precios casi sin variaciones, cuando su precio crece lo hace con lentitud y cuando baja lo hace de la misma forma, que deberemos entender que estos precios serán los que mantendrán presión en los niveles de inflación.
Esto explica que el incremento del nivel de inflación durante el segundo y tercer trimestre del año anterior estaba en promedio cercano al 7 por ciento, y la subyacente en 6 por ciento, para el cuarto trimestre y en el primero de este año, el nivel aumento hasta 7.39 por ciento y la subyacente se coloca en 6.8 por ciento y esta continúa en ascenso.
Esto debe de poner a analizar al gobierno federal, insisto en este tema, a buscar las políticas economías que permitan a México atraer capitales de inversión para crear una mayor cantidad de productos que permitan, si no cubrir la demanda suficiente de ellos, mantener al país como un país exportador.
Para ello se necesitan establecer leyes claras que den certidumbre jurídica, que los niveles de inseguridad bajen para la confianza social que permita a los inversionistas colocar su dinero en nuestros sectores productivos, que a su vez creen empleos y que estos sean bien pagados.
Entendemos la razón del gobierno federal de proteger las finanzas nacionales, no asumiendo créditos que puedan incrementar la deuda nacional, pero también pedimos que los recursos nacionales se inviertan en proyectos que apoyen el fortalecimiento de los sectores productivos.
Que la economía política no solo se centre en ocupar una buena parte de la recaudación para evitar alzas en los combustibles
Es cierto que con ello se evitan los “gasolinazos”, pero no soluciona el problema porque a la larga salen más caro los subsidios, porque existe menos dinero disponible para todo lo demás que debe hacer el gobierno.
Estamos frente a un panorama complicado, y por ello lo resalto la gobernadora de Banxico, porque los altos niveles de inflación implican un mayor costo financiero para el gobierno, que tiene menos ingresos por “subsidiar” el costo de los combustibles. Por otra parte, la política monetaria del Banco Central seguirá siendo tasas elevadas, sumadas a la incertidumbre interna, producto de las necedades presidenciales, y a la incertidumbre externa, producto de otros necios, todo concluye en un menor crecimiento económico.
Eso se manifiesta en una menor recaudación, que amplía las dificultades de inversión del gobierno, que hasta el momento ha evitado posponer algunas de sus obras y tampoco ha tomando medidas de fortalecimiento económico.
Seguimos con aplicación de políticas del siglo anterior, con un gobierno paternalista, repartiendo recursos en programas sociales paliativos y no productivos que al final de cada sexenio se presentaban como crisis fiscal, mayor pobreza y poco desarrollo económico.