El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó nuevamente su pronóstico de crecimiento para la economía de México para este año, para dejarlo en 1.5%, una expectativa que contrasta con el 2.2% que previó en julio.
Al divulgar las primeras conclusiones de la visita anual que realizó una misión de expertos del FMI al país, el organismo explicó que la economía se está desacelerando pese a la postura fiscal expansiva que prevalece.
La nueva previsión de crecimiento que tiene el organismo para México incorpora un cuarto ajuste consecutivo en este año desde el estimado que tenían en enero, cuando esperaban un avance de 2.7 por ciento.
Esta nueva proyección, de un avance de 1.5% en el PIB, se alinea con la expectativa que tiene el mercado, según la encuesta del Citibanamex, divulgada el pasado 7 de octubre, y descarta que se alcance el desempeño esperado por el gobierno federal, expuesto en los Pre Criterios 2025, que están entre 2.5 y 3.5%, y queda también debajo del intervalo proyectado por Banco de México que esté entre 1.1% y 1.9 por ciento.
Tras una visita de una semana, donde tuvieron oportunidad de entrevistarse con las autoridades financieras del país para identificar la salud de la economía, encontraron que el crecimiento más débil responde al “impacto de la restricción monetaria, restricciones de la capacidad productiva, efectos imprevistos de las recientes reformas institucionales que podrían afectar a la producción, un aumento en la aversión al riesgo global y una desaceleración económica de Estados Unidos”.
Para el próximo año, la misión de expertos del FMI que visitó México prevé que el PIB seguirá perdiendo fuerza, hasta registrar una tasa de crecimiento de 1.3 por ciento.
No obstante al recorte de expectativas, consideran que hay dos factores clave que podrían cambiar el panorama: una demanda de importaciones mejor de lo esperado de parte de Estados Unidos, así como la reestructuración de las cadenas de globales de suministro que podrían impulsar la actividad y la inversión interna.
En estas primeras conclusiones a la visita que realizaron la semana del 7 al 11 de octubre, pusieron de relieve la importancia de que las autoridades entrantes echen a andar una estrategia fiscal de mediano plazo para reducir los déficits y la deuda, mientras aumentan los ingresos fiscales y crean espacio para fondear sus inversiones en capital humano y físico.
“Para ello sería necesario poner en marcha una reforma fiscal integral al comienzo de la nueva administración, que reduzca de manera duradera el déficit fiscal y al mismo tiempo, priorice cuidadosamente el gasto público y reduzca las desigualdades del sistema de pensiones”, se expresa en el documento.