Por Víctor Barrera
Es preocupante ver que vivimos en un país profundamente violentado por el crimen, la inseguridad, la pobreza y otros factores que se han convertido en un factor cotidiano.
Pero es aún más preocupante observar como de manera fácil, las descalificaciones y la división social que provocan enfrentamientos salen desde el pulpito que ha creado Andrés Manuel López Obrador cada mañana, atacando a académicos, estudiantes, empresarios, periodistas y todo aquel que no comparta su ideología, sin ponerse a meditar que esta actitud es adoptada por sus simpatizantes y seguidores.
En el Congreso de la Unión, y particularmente en la Cámara de Diputados, esta violencia se mostró el domingo pasado cuando algunos legisladores de Morena y PT, empezaron a gritar, sin meditar el concepto de la palabra, traidores a la patria a los legisladores de oposición y que se mostraron en contra de aprobar la reforma constitucional en materia eléctrica que envió el poder Ejecutivo.
Vimos como los encargados de hacer las leyes en el país, una gran parte de ella, está olvidando su posibilidad de tender diálogos que permitan construir acuerdos con miras a encontrar las soluciones que nos permita salir de esta situación en crisis que vivimos actualmente en el país. Y se han centrado únicamente en dinamitar estos diálogos para incendiar y violentar aún más el ambiente social del país.
De continuar esto, solo se estará dañando de manera profunda el tejido social y posiblemente de manera irreversible, algo que nos llevará una gran cantidad de años para recobrar la cohesión social.
Deben entender nuestros legisladores, que tener una visión diferente de lo que debe ser México no puede ser una traición, porque todos seríamos traidores. Cada uno de nosotros se imagina un país diferente, porque es diverso nuestro conocimiento y la circunstancia que vivimos.
Pero todas estas visiones del México futuro tienen la misma validez y el mismo objetivo, concebir un país con igualdad en la dignidad que es la base de la democracia y la libertad. Y todas esas visiones deben argumentarse y discutirse para alcanzar un fin que sirva para todos.
Deben entender que ninguna visión resulta superior al resto, sino es la complementación entre todas ellas lo que permite construir sociedades competitivas, saludables y justas.
Es por eso que la democracia es la mejor forma de gobierno, a pesar de las dificultades que entraña: porque el resultado de la conversación es siempre mejor que las opiniones iniciales.
Nos estamos dando cuenta, los cuidadnos que la republica amorosa que se prometió es todo lo contrario y que ese compromiso solo duro los 30 segundos del spot de campaña, para entender que vivimos bajo un liderazgo totalmente vengativo que castiga a quien ose salirse de la narrativa de cada mañana.
Es preocupante que se mantenga esta situación de violencia a unos meses de llevarse a cabo comicios estatales.
Tanto el titular del Ejecutivo y los legisladores deberán entender que estamos caminado un sendero que lamentaremos de continuar y que empieza por declaraciones que empujan a muchas personas a no controlarse y provocar violencia que pueden terminar en cosas peores.
Andrés Manuel López Obrador y los legisladores deben realizar el trabajo por el cual fue votado, construir un México fuerte, con crecimiento económico para erradicar la pobreza, la inseguridad y ofrecer una mejor calidad de vida y paz social.