Por Víctor Barrera
Para el bien de México y los mexicanos, esperamos que este domingo, que en términos católicos se determina como de resurrección, se establezca la mejor política en la cámara de diputados para que en el corto plazo volvamos a mirar el futuro de este país y no sigamos retrocediendo a una época donde la política autoritaria era lo único existente.
Los legisladores deberán entender que siempre se debe mantener un frente de dialogo entre las partes en conflicto para alcanzar la mejor salida a los problemas y que la negociación este por encima de la soberbia, lo que resulta en muchas ocasiones la creación de un campo lleno de posibilidades para alcanzar fines comunes, eso es realimente la política.
Es cierto que por el momento los sinsabores se ha acumula al poder Ejecutivo y aun cuando intenta disfrazarlos de triunfo, en el fondo, acumulan un rencor que lamentablemente se convierte en declaraciones que empujan aún más a la división de los mexicanos.
Pero esto es consecuencia de no crear esos escenarios de dialogo y negociación que han permitido a muchas naciones ir construyendo una estructura política más avanzada.
La reforma eléctrica es un ejemplo perfecto de este escenario, que se creó desde un fundamento del nacionalismo recalcitrante, que trazó una ruta donde la razón de una parte ha impedido aceptar el razonamiento de la otra.
Este domingo, esperamos que la postura de “mi razón” como la única válida sea desterrada y se acepte, como lo ha manifestado el coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier, las razones de la otra parte, además se tomen en cuenta los argumentos científicos, económicos e incluso políticos de la sociedad que acudió a participar en el Parlamento Abierto.
Que a partir de esto se evite desde el Ejecutivo llamar a quienes no piensan igual que él como traidores, conservadores, fifí y otras acepciones que solo muestran que ante la falta de argumentos el insulto para provocar la división social es la única salida.
Hasta ahora esto solo ha dejado de lado el hacer política real, de dialogo y apertura para construir una solución conjunta. Por ello que ahora para efectos de la tan deseada aprobación de la reforma eléctrica, la fracción legislativa identificada con López Obrador considere el dialogo antes que el insulto.
Esperemos que no utilicen la marrullería de evitar un número importante de legisladores opositores se presenten a la sesión donde se votaría en el Pleno, para con ello disminuir la cantidad necesaria y conseguir los votos que acrediten legalmente la mayoría anhelada.
Si prevalece la congruencia, es posible la aprobación de esta reforma se realice incluyendo todas las opiniones, con miras a un futuro de inversiones y tecnologías que pongan a México en el futuro cercano, donde generar electricidad no sea contamínate, que las reglas en los contratos sean claras para evitar un desacuerdo con los socios comerciales y la andanada de litigios que podrían derivar de permanecer el autoritarismo de una sola razón.