Por Víctor Barrera
Es indudable que la economía mexicana empieza a mostrar signos de desaceleración que se mantendrá hasta finales de año, por lo que tocará a la administración de Claudia Sheinbaum implementar estrategias, a través de políticas públicas, que permitan revertir esta situación.
Lo más sencillo es la aplicación de recursos públicos para reactivar a la economía, pero no se trata de gastar y en mucho menos de mal gastar estos recursos, sino pensar cómo hacer que esos gastos generen el crecimiento suficiente, para seguir impulsando el consumo interno sin la necesidad de apalancarse en las remesas.
México, quizás tiene la situación geográfica que muchos países anhelan, algo que permite tener grandes riquezas naturales y como consecuencia la producción de alimentos puede ser más favorecida.
Pero pese a ello, nuestro país ha perdido esa producción y ahora importamos muchos más alimentos que en años anteriores.
Todo esto fue derivado porque en los últimos años la visión del gobierno fue crear obras de “relumbrón! Aun cuando su utilidad social tardará varios años en presentarse. Esto es un claro ejemplo de gastar mal los recursos públicos,
Lo que necesita México, son obras de infraestructura que permitan acelerar la inclusión de todas las zonas productivas para llevar los alimentos a todos los mexicanos y permitir que se siga exportando los excedentes a favor de una balanza comercial positiva.
En varias ocasiones se ha mostrado como los suelos de México empiezan a deteriorarse, principalmente por la sobre explotación de los mismos, o porque se trata de producir alimentos que no son justamente los que, por su naturaleza, puedan darse en cada región.
A esto se agrega que en muy pocas ocasiones se crean las obras de infraestructura adecuada, convirtiendo a muchas zonas agrícolas en simpes manchas de cemento y asfalto que disminuyen las capacidades de producción.
A esto se suma la idea que la industrialización es el principal elemento para el crecimiento económico, olvidándose de la producción de alimentos, creando la escasez o el incremento en los precios de estos productos.
Esto debe ser motivo para que la nueva administración proponga una Plan Nacional de Desarrollo, equilibrado, basado en otorgar la autosuficiencia alimentaria, pero también la industrialización adecuada para impulsar la ciencia y tecnología para competir en el concierto mundial laboral.