Por Víctor Barrera
La ignorancia de la gente sigue siendo el factor fundamental al que recurre el inquilino de Palacio Nacional y su movimiento Morena para seguir realizando el desmantelamiento sistemático de la democracia en México.
Debo aclarar que el concepto de ignorancia, no solo es la falta de conocimiento académico, sino también la falta del conocimiento real de las cosas y por ello el uso del concepto “pueblo sabio” le ha funcionado al tabasqueño para ir modificando la estructura democrática y de contrapesos en el país.
El fin del tabasqueño, que durante varios años enarbolo la bandera de la necesidad de un país más democrático, es regresar a México a una nación gobernada por un solo partido y restaurar con ello la dictadura perfecta, como alguna vez la calificara el escritor y político peruano. Mario Vargas Llosa, a la democracia del país.
Así durante solo cinco años, el tabasqueño ha debilito a las instituciones democráticas que garantizaban elecciones libres y justas. El INE, pilar de la democracia mexicana, ha sido conquistado por Morena. El Presidente ha utilizado su poder para favorecer a sus candidatos, aun cuando estos no cuenten con la simpatía de la mayoría, a través de violentar leyes y costumbres que se diseñaron para limitar la influencia presidencial.
El resultado es que aun cuando el país no se encuentra en las condiciones más optimas, una mayoría voto por la candidata del macuspano y con ello la continuidad, que podría convertirse en un máximato, bajo el manto de un partido fuerte.
Esto nos debería hacer reflexionar porque México esta perdiendo, de manera rápida, los principios de una democracia liberal, donde la pluralidad no solo se escuchaba sino eran factor fundamental de nuestra democracia, creando organismos autónomos de contrapesos ante la opacidad y la falta de información del gobierno.
En solo cinco años hemos regresado a la centralización del poder en manos de una persona, que de continuar esto, llevará al país a seguir retrocediendo por varios años en cuanto a la garantía de reconocer los derechos humanos fundamentales.
Esa presidencia fuerte, debilita al Estado de Derecho, fundamental para atraer inversiones al país, y con ello la estabilidad y desarrollo del país y por supuesto el bienestar de la población.
Claudia Sheinbaum ahora tendrá el desafió de revertir este proceso autoritario y esto implica contravenir las ordenes del “jefe”. Este desafió se basa principalmente en mantener y fortalecer las instituciones garantizando la plena independencia de los poderes de la Unión, principalmente el judicial, para que este se siga desarrollando sin que tenga que subyugarse al poder Ejecutivo.
Aun es tiempo de realizar esto, solo es cuestión de voluntad y eso es el reto principal de Sheinbaum,