Por Víctor Barrera
Hasta el momento todo indica que este 2022, los mexicanos deberemos a empezar a aprender nuevamente a vivir con inflaciones altas, o con austeridad para evitar que los precios de los productos se incrementen.
Esto luego de que el Banco de México estableció que el objetivo principal es mantener una inflación del 4 por ciento para este año, lo que significa que abra menos dinero circulante y las tasas de interés se irán incrementando, lo que significa que el costo de dinero a través de créditos será mayor.
Esto podría inhibir la inversión nacional, puesto que los pequeños y medianos empresarios tendrían que acudir a solicitar créditos para poder ampliarse un poco más, por la falta de mecanismos gubernamentales que los apoyen.
Porque el Programa de Microcréditos para el Bienestar que otorgaba recursos ya no existirá, esto de acuerdo al Presupuesto de Egresos de la Federación aprobado por la cámara de diputados. El Programa de Apoyo Financiero a Microempresas familiares, también desapareció.
Esto representa para el sector privado, que ofrece más del 75 por ciento de los empleos en nuestro país, un año difícil. Además, nos remite a las palabras vertidas por López Obrador en mayo del 2020 al manifestar que no habría recursos para el sector empresarial “Si tienen que quebrar, que quiebren”.
Hasta el momento el gobierno se ha mostrado renuente a establecer estrategias económicas a favor de captar mayor inversión privada., pero tampoco ofrece oportunidades a la inversión nacional o crea programas para fortalecer cadenas productivas donde las medianas y pequeñas empresas puedan participar al lado del gobierno.
Recordemos que López Obrador mantiene la narrativa que los empresarios son voraces capitalistas y que la clase media no puede ser “aspiracionista”, entonces deberemos conformarnos a esperar que el gobierno federal realice programas sociales para alcanzar uno de ellos.
El gobierno federal podría fortalecer al sector empresarial si se reactivan cadenas productivas, permitiendo al sector empresarial entrar en las compras gubernamentales.
Pero la narrativa que mantiene el gobierno hace muy difícil un cambio de rumbo hasta lo ahora establecido aun cuando el resultado es mayor pobreza y desempleo.