Por Víctor Barrera
Los mexicanos deberemos estar atentos en lo que ocurra a lo largo del 2 de junio, para evitar que intereses personales se sobrepongan a los intereses de todos los mexicanos.
Es cierto que nuestra democracia no ha madurado lo sufriente para cambiar todo el andamiaje que los partidos políticos han construido a lo largo de los años. Donde son ellos los únicos actores participantes en las contiendas y quien de manera independiente quiera entrar a la contienda presidencial, le sea muy difícil participar a no ser que sea arropado por los mismos partidos políticos.
Ahora que Xóchitl Gálvez ha logrado establecer una contienda arropada por los partidos políticos, pero manteniendo su independencia como ciudadana, La izquierda de México, que dicen representar Morena, PVEM y PT, muestran una preocupación por perder el poder y esto los ha llevado a descalificar a Gálvez Ruiz y la posibilidad de que una mujer que proviene de una comunidad con carencias y que su familia es de origen indígena pueda llegar a la presidencia.
La ambición, personal, de mantener el poder, de quien dirige realmente a Morena y que hasta el momento ocupa la titularidad del poder Ejecutivo federal, ha intentado por todas las formas descarrilar una campaña política que podría darle un duro golpe a esa ambición.
La “democracia” por la que muchas veces alzo la voz, durante las veces que contendió a la presidencia, ahora es sofocada por el mismo e impide que esta se de con toda libertad.
El inquilino de Palacio Nacional ha utilizado la investidura que logro en 2018, no para llevar al camino del crecimiento económico al país, ni siquiera para buscar que la calidad de vida de los mexicanos sea mejor, sino simplemente se instalo desde el primer día en la búsqueda de mantener el poder más allá del tiempo que establece la Constitución Política Mexicana.
El inquilino de Palacio Nacional deja ver su personalidad más autoritaria cuando se trata de los temas electorales, convirtiéndose en jefe de partido y no de Estado.
Porque sabe bien que los comicios no son un mero trámite y existe la posibilidad de que su proyecto pueda ser mandado a la banca a partir del 2 de junio y tendrá que remar nuevamente a “contracorriente” si quiere recuperar ese poder.
Por ello, López Obrador, ha dividido al país en quienes están con él y los “traidores a la patria” que no piensan igual a él. Aumentando una brecha que se convierte también en una herramienta que podría ser fatal para la cohesión nacional.
López Obrador ha utilizado su tribuna de cada mañana para, descaradamente, hacer campaña a favor de su candidata y en contra de los opositores, y lo ha hecho sin el más mínimo llamado a respetar la ley por parte del árbitro electoral, el INE, y del juez de las elecciones, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Esto ha colocado a nuestra democracia, aun inmadura, a enfrentarse con alguien que quiere regresar a México al pasado autoritario. En la época donde el PRI autoritario era quien decidía el destino de todos los mexicanos y donde él se inicio y desarrollo en la política.
Quiere regresar a ese México donde el presidente era omnipotente y nadie se atrevía a disentir las decisiones tomadas desde el Ejecutivo.
Por eso no quiere ver que México avance en el desarrollo de su democracia. Donde el valor del voto es mayor y en esta casi primera cuarta parte del nuevo siglo los mexicanos hemos aprendido que si no nos gusta un a administración federal, la cambiamos por otra.
Los mexicanos también deberemos estar atentos para, a partir del 3 de junio si los resultados no favorecen al tabasqueño, cuidar que siga utilizando su tribuna para seguir dividiendo a un México, que necesita unión para combatir los males que persisten y evitar que sea el crimen organizado quien en los próximos años sea quien decida el futuro político del país.
Es bueno que existan diferencias ideológicas y la forma de cómo administrar al país, pero es malo que una de esas ideas quiera imponerse por años, como lo padeció México en la mayoría del siglo pasado.
No permitamos esto y salgamos a votar, que sea la decisión del voto y no de un pequeño grupo quien elija a la próxima titular del poder Ejecutivo porque de esta manera seguiremos desarrollando nuestra democracia