La ofensiva del Ejército israelí contra el grupo islamista Hamas ha cumplido su sexto mes con la retirada de todas sus tropas de la estratégica y simbólica zona de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.

El enclave palestino, mientras, espera de forma desesperada un incremento de la ayuda humanitaria, especialmente en el norte para evitar hambruna, y un alto el fuego que ponga fin a su peor pesadilla en muertos y destrucción.

El repliegue militar coincide con la reanudación de las negociaciones en El Cairo, gracias a la mayor presión del presidente estadounidense, Joe Biden, sobre Hamas (a través de Egipto y Qatar) e Israel para aceptar un alto el fuego inmediato que, según espera la Casa Blanca, «mejore la situación humanitaria y proteja a los civiles» y que, al mismo tiempo, permita la vuelta a casa de los secuestrados israelíes en la fecha más negra en la historia de Israel.

El anuncio de la salida de la 98ª División de Comando de la Franja de Gaza «tras completar la misión en Jan Yunis y prepararse para futuras operaciones», confirma el cambio ya avisado hace semanas en el terreno.

En lugar de una gran presencia militar, operaciones más puntuales y localizadas. Tras más de cuatro meses de ofensiva terrestre, solo la División 162 y la Brigada Nahal se mantienen en el territorio bajo control de Hamas desde 2007, a la espera de si finalmente el Tsahal realiza o no la incursión terrestre en Rafah, más al sur de Jan Yunis, ya en la frontera con Egipto.

Con el eco de las protestas cada vez mayores contra el primer ministro, Benjamin Netanyahu, exigiendo el adelanto electoral y un acuerdo para la liberación de 133 secuestrados aún cautivos, los israelíes se despertaron en la jornada de recuerdo del ataque de Hamas del pasado 7 de octubre con la noticia de la muerte de cuatro soldados que fueron sorprendidos por milicianos que surgieron de un túnel en un edificio destruido en Jan Yunis.

Cuatro proyectiles disparados contra el sur israelí de esta zona pocas horas después del anuncio de la retirada recuerdan a las autoridades de Israel que aún están lejos de su primer objetivo declarado: acabar con el grupo armado liderado por Yahia Sinwar.

En un discurso ante su gabinete de Gobierno, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha asegurado que Israel está «a un paso de la victoria» en la guerra de Gaza y ha advertido de que no habrá un alto el fuego hasta que Hamas libere a todos los rehenes, según publican Efe y Afp.