Por Víctor Barrera
La violencia que se ha desatado en todo el país, en contra de los candidatos aun puesto de elección popular, debe ser el foco amarillo que motive al gobierno federal a instruir a las fuerzas armadas a buscar en coordinación con los cuerpos policíacos estatales y municipales una estrategia para proteger no solo a los candidatos sino menguar la inseguridad que solamente provoca pánico a la ciudadanía.
De no hacerlo, entonces entenderemos que este ambiente de miedo es el que quiere esta administración federal para imponer su continuad y por tanto una vez mas darle la espalda a la población a cambio de un interés político.
Un país con miedo hace que la gente no salga a sufragar y con ello se incide en los resultados finales del proceso electoral, por tanto, si en verdad es un demócrata el inquilino de Palacio Nacional deberá garantizar que la seguridad estará presente en todo el país, no solo en el tiempo del proceso electoral.
La estrategia de seguridad debe ir mas allá de la frase “abrazos, no balazos” para realmente pacificar el país. Porque hasta ahora esta lucha la va perdiendo no solo el gobierno federal, sino México en general, porque bajo esta “política pública” los grupos criminales de todo tamaño y fuerza han establecido su dominio en un poco mas de una tercera parte del territorio nacional, lo que implica que quien manda y administra ese territorio son los grupos criminales y por ello empiezan a dar muestra de que son ellos quienes elegirán a los candidatos y ganadores para “gobernar” y “representar” a la población de esos territorios.
Con este control territorial de los grupos delincuenciales, no se puede hablar de unos cómicos libres y amplios o, hablar de una elección tan amplia, libre y soberana, como la que se dice tendremos en junio próximo.
Porque se deberá considerar este factor ilegal en algunas partes del territorio, y por ello es urgente, que, repito, el gobierno federal garantice en realidad unos comicios libres y limpios donde el INE pueda instalar todas las casillas y la gente sin miedo pueda salir a sufragar.
Por esto, podría haber la posibilidad deque se anulen en partes de la República los comicios o en el peor de los casos en su totalidad, por la injerencia, ya no del inquilino de Palacio Nacional en el proceso, sino de los delincuentes.
Este panorama solo beneficia a una sola persona y perjudica a millones de mexicanos porque sigue en riesgo que México se mantenga como nación libre alejada de la violencia y chantaje de esta misma o a la extorsión de quienes gobernaran y representaran a los pobladores por consecuencia del miedo e injerencia de grupos criminales que cobraran su factura