Pemex, solo está demostrando que el manejar una empresa del tamaño y función que desempeña, respecto a las finanzas del Estado, con más tintes populares y políticos resultan una mala decisión.
El inquilino de Palacio Nacional, se ha envuelto en un nacionalismo trasnochado que deja a un sector, como el energético, como uno de los peores lastres para las próximas administraciones federales.
Pemex, su director, Octavio Romero Oropeza, la ex Secretaria de Energía, Rocío Nahle y el inquilino de Palacio Nacional, mostraron desde el primer año de este sexenio su incapacidad para hacer de este sector la palanca financiera no solo del estado sino del país.
Se habló de soberanía energética, pero se cayó en dependencia de este sector a las finanzas nacionales y esto por que la política pública del macuspano fue 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de conocimiento.
Así la ignorancia de cómo manejar a Pemex, administrativamente, la ha convertido en un barril sin fondo, que aun sigue absorbiendo recursos públicos sin que puedan dar resultados en números negros de sus finanzas.
Esto nos hace preguntar, ¿porqué se mantuvo todo este tiempo, sin dar resultados positivos al frente de Pemex a Octavio Romero Oropeza?, ¿Por qué la ex Secretaria de Energía, Rocío Nahle, no levantó la voz para pedir la sustitución de Romero Oropeza por alguien que supiera de administración al frente de Pemex? Y ¿Por qué el macuspano siguió inyectando recursos a Pemex, si no daban resultados?
El viernes la calificadora Moody´s bajo su calificación hacia esta empresa, argumentando su elevado índice de deuda, dejando a Pemex casi a nivel de “basura”, Algo que debería avergonzar a su director, por inútil y al inquilino de Palacio Nacional, por haberlo mantenido a lo largo de seis años.
Mientras que la deuda soberana del gobierno federal se ha tratado de mantener a través de realizar los pagos oportunos, en Pemex ocurre todo lo contrario, esta empresa solo absorbe los recursos públicos, no explica dónde los aplica y entrega números rojos.
Si comparamos su situación respecto a la administración de Enrique Peña Nieto, Pemex ya ha bajado cuatro escalones dejándola como un verdadero lastre para la próxima administración, que deberá pensar seriamente en seguir rescatándola o buscar la manera efectiva de volverla una empresa altamente productiva, pero a través de hacer un ajuste fiscal que permita ir cambiando esos números rojos.
La nueva administración no deberá repetir este fracaso, donde el Estado se presentó en varias ocasiones como el aval para pagar la deuda de Pemex, sin embargo esta no se redujo, sino todo lo contrario.
Para alcanzar la soberbia energética, se tomaron decisiones políticas y no administrativas, se trató de erradicar el huachicol desde afuera de Pemex, cuando éste siempre ha sido manejado desde adentro. El resultado, es que este problema se ha incrementado.
Se compró la mitad de la refinería en Deer Park en Texas, se construye otra en Dos Bocas Tabasco, la primera empieza a dar resultados favorables, pero el traslado de la gasolina a México, sigue siendo un costo alto. La otra refinería hasta el momento no se concluye su construcción, por lo que sigue absorbiendo recursos públicos y se espera que sea hasta el 2025, cuando empiece a operar de manera normal, siempre y cuando no se inunde.
La soberanía petrolera para México se ha convertido en un gran problema económico que tendremos que pagar todos los mexicanos en los próximos años.
Además de los problemas económicos que ha causado en el marco del T-MEC.
En términos palpables, la gasolina sigue siendo muy cara en nuestro país.
Hoy la gasolina sigue siendo cara, muy lejos de la promesa de campaña de que valdría 10 pesos por litro; las importaciones han crecido de tal manera que no es exagerado decir que la mayoría de las gasolinas que se consumen en México son importadas.
La pregunta es ¿Quién pagara por todo ello?, la respuesta es todos los mexicanos y por varios años, el macuspano se irá a su rancho, Romero Oropeza se irá en el mismo sentido, pero quizás a su casa, y Rocío Nahle posiblemente también se irá a su casa, esto si los veracruzanos así lo deciden, pero el costo económico, repito, lo pagaremos todos.