Israel bombardeó de nuevo el sábado el sur de la Frnaka de Gaza, tras casi tres meses de una guerra con Hamas que ha convertido al asediado territorio palestino en un «lugar de muerte» simplemente «inhabitable», según la ONU.
El conflicto desatado por el sangriento ataque del movimiento islamista palestino Hamas el 7 de octubre, que dejó unos 1 mil 140 muertos en Israel según un conteo de la AFP basado en cifras israelíes, también amenaza con extenderse en la región.
El sábado, el Hezbolá libanés lanzó su «respuesta inicial» al asesinato del número dos de Hamas el martes en Beirut, que un funcionario de defensa estadounidense atribuyó a Israel, disparando decenas de cohetes contra una base militar en Merón, en el norte del territorio israelí.
El ejército israelí confirmó que hubo unos cuarenta disparos desde Líbano e indicó que respondió atacando una «célula que participó en los lanzamientos».
El «2024 será un año de combates», previno el viernes su portavoz Daniel Hagari, al dar parte de «un muy alto nivel de preparación» de las tropas en la frontera con Líbano.
En Gaza, periodistas de la AFP reportaron ataques israelíes el sábado temprano en Rafah, ciudad del extremo sur del territorio donde cientos de miles de palestinos intentan refugiarse de los combates.
Allí, Abu Mohamed, un palestino de 60 años que huyó desde el campo de refugiados de Bureij (centro), declaró a la AFP que, a medida que la guerra está por entrar en su cuarto mes, el futuro de Gaza se presenta «oscuro, sombrío y muy difícil».
La Franja de Gaza se ha convertido «simplemente en un lugar inhabitable», en «un lugar de muerte y desesperanza», y sus habitantes están «frente a amenazas diarias ante la mirada del mundo», denunció el viernes el jefe de operaciones humanitarias de la ONU, Martin Griffiths.
La ofensiva de Israel, que juró «destruir» al movimiento islamista palestino, dejó al menos 22 mil 722 muertos, en su mayoría civiles, según el ministerio de Salud de Hamás, en el poder en Gaza.
Según Israel, unos 132 rehenes de los 250 secuestrados el 7 de octubre por Hamás, grupo clasificado por la Unión Europea y Estados Unidos como «terrorista», permanecen cautivos en el territorio palestino.
Unicef advirtió que los combates, la malnutrición y la situación sanitaria crearon un «ciclo de la muerte que amenaza a más de 1,1 millones de niños» en ese territorio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que la mayoría de los 36 hospitales del territorio quedaron fuera de servicio por los combates, y los que siguen funcionando se enfrentan al desabastecimiento.
Un equipo de la ONU entregó el viernes suministros médicos a las autoridades de Gaza en Jan Yunis. Fue «la primera vez que pudimos hacer esta entrega en unos 10 días», declaró Sean Casey, coordinador de la OMS.
El ejército israelí declaró el sábado que sus fuerzas «mataron a varios terroristas (…) y destruyeron algunos pozos de entrada a túneles» en Jan Yunis en las últimas 24 horas y que encontraron chalecos militares «ocultos (…) en una clínica médica» en la ciudad de Gaza.
Israel acusa a Hamás de utilizar infraestructuras civiles, como escuelas y hospitales, para ocultar una red subterránea.
En Siria y en Irak, los ataques a bases militares de Estados Unidos, principal aliado de Israel, se dispararon en las últimas semanas.
Y en Yemen, los rebeldes hutíes apoyados por Irán — al igual que Hezbolá — multiplicaron sus ataques a buques en el mar Rojo en «apoyo» a los palestinos de Gaza.
En este contexto, el jefe de la diplomacia estadounidense, Anthony Blinken, se encontraba el sábado en Turquía para conversar con el presidente Recept Tayyip Erdogan sobre la guerra de Gaza.
Blinken visitará también varios Estados árabes antes de dirigirse a Israel y Cisjordania ocupada la próxima semana.