Por Víctor Barrera
Se dice que no hay más ciego que el que no quiere ver y esto ocurre en millones de personas que aún no ven la verdadera cara de quien en este sexenio es el titular del poder Ejecutivo en México.
La terquedad de querer centralizar el poder en una persona debe ser un elemento que nos debería poner a la expectativa para empezar a analizar el voto que emitiremos el próximo 2024, cuando se celebren los comicios federales más importantes para el país.
De esta manera escogeremos el rumbo que tomará México en los próximos seis años, y espero sea un verdadero cambio, porque hasta ahora este gobierno que se autodenomino el del “cambio”, solo nos mostró que no hay tal y que los vicios del partido a quien detesta, se ven superados este gobierno.
La estrategia de este gobierno federal es que todo, absolutamente todo lo que proponga se realice, aun cuando vaya en contra de la mejor calidad de vida de los mexicanos.
Empezó desapareciendo los fondos y fideicomisos que permitían a mucha población poder obtener el apoyo suficiente para salir de alguna situación complicada. Estos fondos y fideicomisos contaban con recursos económicos para evitar que estos salieran por un recorte al prepuesto federal recorte en otros sectores de importancia para el país.
Todos estos recursos fueron tomados para empezar la construcción de sus mega obras que hasta ahora no han sido concluidas de manera integral y por consecuencia se necesitaran seguir haciendo recortes presupuestales a sectores como el campo y el secundario para trasladarlos a esa mega obras.
También se eliminaron fondos que otorgaban un gran apoyo para que las madres, que por necesidad tiene que salir a trabajar, tuvieran un lugar para poder dejar a sus hijos en un lugar seguro, se eliminaron los refugios y apoyos a mujeres que sufren violencia y se eliminó el apoyo a los pacientes que sufren de alguna enfermedad denominada “catastrófica”.
El segundo paso fue modificar las leyes para permitir que las fuerzas armadas pudieran no solo construir obra pública sino también administrar algunos organismos y dependencias del gobierno.
Se intento destruir al INE, a través de una reforma constitucional, para transformarlo en un instituto que depende directamente del gobierno federal para que este pudiera ganar todos los comicios sin que exista ningún reclamo jurídico, es decir, quiso eliminar la democracia invisibilizando el poder del voto. Afortunadamente esto no prospero porque sus “lacayos” no tiene la mayoría absoluta en el poder Legislativo,
Luego se intentó un Plan B que no prospero gracias a la intervención del poder Judicial, es decir la Suprema Corte que evito este, aunque al interior de este poder, el tabasqueño ha logrado imponer incondicionales.
Se intento eliminar a los organismos autónomos que piden al gobierno rendir cuentas, porque a este gobierno no le gusta aclarar en que gasta los recursos de todos los mexicanos, gracias otra vez, a la intervención de la Suprema Corte.
Y ante esta intervención continua de la Suprema corte, este gobierno pretende que este poder se sujete a los caprichos del poder Ejecutivo, algo que hasta ahora no ha logrado conseguir.
En el caso del INAI, los legisladores violan la ley a no designar a los consejeros faltantes, haciendo caso a “que el mejor panorama, para este gobierno, es que no funcione el INAI”.
Ahora que todo converge en la Suprema Corte, los ataques y descalificativos a sus integrantes, que no piensan igual que el tabasqueño, son insistentes y trata de manipular la verdad al señalar que la suprema corte pretende realizar un golpe Técnico al gobierno federal. Algo que es improbable, pero le da tema para aparecer como la víctima.
La corte esta para aplicar la Ley y esta emana de la Constitución, pero al tabasqueño poco le importa esto, porque él quiere perdurar su poder, vivir a través de los próximos titulares del Ejecutivo y para ello necesita que sus lacayos lo apoyen.
Pero ante la imposibilidad de realizar esas reformas constitucionales, que entreguen todo el poder sobre una sola persona, los ataques perdurarán hasta que convenza al “pueblo sabio” que es mejor tener un déspota y autoritario al frente del poder Ejecutivo que vivir en democracia con libertades y derechos.
Ojalá esto último no suceda y que los ciudadanos evitemos seguir otorgando el poder a personas con mentalidad perversa y enfermas de poder