Por Víctor Barrera
La inseguridad, la impunidad, la poca reacción de los cuerpos policíacos siguen siendo un problema que van en incremento a pesar de que el tabasqueño prometió que con la política de “abrazos y no balazos” México refregaría a una paz social.
El país que vivaos ahora también registra un aumento en el número de personas desaparecidas, en lo que va de este sexenio suman más de 112 mil personas.
Lo peor es que un día tan significativo como lo es el 10 de mayo en México, las madres salgan a marchas para recordar a las autoridades que tienen hijos desaparecidos y muchas de ellos llevan ya varios años.
Pero este grito se ahoga en el silencio de las autoridades, de una sociedad que cada vez se ve más adoctrinada por un Mesías que miente y que es incapaz de asumir su responsabilidad que sigue siendo un problema sin resolver.
El problema se agudiza cuando las autoridades locales, municipales o estatales, también callan ante este problema, porque su respuesta es que ese es un problema federal.
Entonces la in acción de las autoridades se vuelve parte de la complicidad de los criminales que existen dentro y fuera de los tres órdenes de gobierno.
Este problema que se ha convertido en una vergüenza nacional, podría estar cambiando a un costumbrismo, donde las autoridades manifiestan que se necesitan una cantidad de horas para señalar que la acción es desaparición o que es probable una determinación personal de las personas para alejarse de sus familias, de su hijos, de sus madres.
La sociedad mexicana, lamentablemente esta cayendo en el juego del tabasqueño, que a cada problema que deja de resolver recurre a manifestar que los anteriores eran peor, que en los gobierno de Calderón y Peña Nieto, había también desaparecidos y que no se les señalaba este problema, y ahora que se pretende la transformación y que existen adversarios polillos y enemigos que quieren frenar el cambio.
El llanto de las madres, de hijos que nunca volverán a ver a su padre o madre, no es motivo para mover a las autoridades que se muestran indiferentes y cuando, hacen que actúan, las investigaciones solo entorpecen y mas que aclarar enturbian el caso, convirtiéndose en elementos que de colusión criminal.
Entonces la falta de empata de las autoridades se hace cómplice de los criminales que ante una pasividad de las autoridades siguen incrementando el temor de la sociedad el numero de desaparecidos, que ha llegado el momento que no existen las estadísticas fiables al respecto.
Lo más estremecedor es que ni siquiera bajo un gobierno que prometió un cambio pueden las familias esperar justicia, porque esto solo quedo en palabras y son las familias quienes tienen que salir a buscar a sus seres perdidos, pese a las amenazas de los grupos criminales y la falta de protección y apoyo de las autoridades.
Exigir que el próximo gobierno si realice sus funciones y no este pensando en tener el poder por varios años deberá ser el primer pensamiento al momento de salir a ejercer el voto.