Por Víctor Barrera
Mantener el respeto a la Constitución es uno de los mandatos que tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y esto no deber partir de las filias o fobias políticas sino simplemente de aplicar la ley.
Esto también permite mantener la democracia en un país, donde las mayorías no pueden estar sobre las minorías, sino deben entender y escucharlas para establecer un estado de derecho donde la paz social reine.
Durante años, se ha mantenido la creencia que los ministros de la SCJN o los miembros de la Junta de gobierno del Banco de México y otros órganos autónomos, están al servicio del gobierno que los propuso y no al mandato de la Constitución.
Afortunadamente esto ya ha quedado a tras y hemos visto como los órganos autónomos, los que aun sobreviven, están realizando su labor, pese a la presión y descalificaciones que provienen del gobierno de le partido político que gobierna.
Así lo demostraron 9 de los 11 ministros de la SCJN, que analizaron de manera profunda la actuación de la mayoría en el poder Legislativo, que saltándose todo el procedimiento legal aprobaron el famoso Plan B, para quedar bien con su “jefe” y poco les importo las necesidades del país, que busca consolidar su democracia.
La andanada de críticas encabezadas por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que su labor principal es encontrar la conciliación y no el enfrentamiento, acuso a la SCJN de proteger intereses particulares, sin especificar cuáles son esos intereses o a que grupo benefician esos intereses, para luego, arengar a que en las urnas se vaya por el Plan C, que es regresar al Plan A, que significa que la mayoría pase por encima de las minorías.
También el líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, señalo que la resolución de la Corte es un atropello al poder legislativo, olvidándose que ellos representan a todos los mexicanos por lo tanto deben velar por el interés de todos y no el de una persona o grupo.
Algunos de los simpatizantes y militantes de Morena consideran que la presidenta de la corte, Norma Piña y los otros 8 ministros son “traidores” porque no hacen lo que exactamente lo que manda López Obrador. Esto se convierte en un acoso a las personas, que podría escalar otras situaciones peligrosas, solo porque a López Obrador no le interesa la democracia y cree que él es la democracia, por lo que el decida se debe hacer.
México requiere recuperar el camino de la paz social, sin tener una división tan profunda como la que se vive ahora, donde algunos que se presentan como representantes de la mayoría, solo cumplen los caprichos del tabasqueño, sin preguntar a sus representados si en verdad eso es lo que quieren, porque esa mayoría obtenida esta más fincada en los que están hartos de la corrupción e impunidad que de quienes están a favor de la 4T.
Por ello estos legisladores e integrantes del gabinete deben pensar que su mandato es el interés del país, para el beneficio de la población y no para cumplir los caprichos de una persona y su familia.
Porque entonces el 2024, el voto que sumaron en el 2018 podría revertirse y sería el ocaso de Morena y esta 4T. Por ello deben pensar que se requiere un respaldo a la legalidad y desarrollo de México como nación y no como propiedad de alguien.