Por Víctor Barrera
Este gobierno federal no le interesa el desarrollo del país, no le interesa el crecimiento económico de México, o el esfuerzo que hace la gente de la clase media para alcanzar mejores puestos y obtener mejores salarios.
Tampoco le interesan las mujeres y las dejas vulnerables ante los ataques constantes que reciben, pero tampoco le interesan los “viejitos” porque a todos ellos solos los ve como votos y no como personas.
El gobierno humanista ha quedado muy lejos de esta administración federal, porque solo le interesa eternizarse en el poder y para ello utiliza todas las herramientas posibles para tratar de lograrlo, quita recursos a aquellos apoyos que servían para las mujeres en nuestro país que eran violentadas en todas sus formas.
Tampoco le interesa la gente del campo, porque cada vez es menor la cantidad del presupuesto que se otorga a este sector, por lo que nuestro campo muere lentamente, se le olvida a esta administración federal que el alimento es lo fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad.
El humanismo que pregona choca ante la forma en la cual utiliza a los “viejitos” para que sean simplemente la base de los votos, que compra con los programas sociales.
Andrés Manuel y su grupo de políticos, siguen hambrientos de poder y lo conseguirán a costa de todo, violentando los derechos fundamentales de todos los mexicanos y explicando que son necesarias las reformas constitucionales para acabar con el viejo régimen, democrático, e imponer su proyecto, un gobierno autoritario y déspota.
Sabe que mantener a un gran numero de ciudadanos en la pobreza son una masa fácil de movilizar a cambio de “migajas”, y presentándolas como programas sociales progresistas.
El objetivo es claro para esta 4T, el poder por el poder y mantearlo por varios años. Pero bajo sus reglas y formas de operar, con mentiras y traiciones.
Estos vicios se suman a la corrupción, porque de no existir no tendrían los recursos económicos para pagar “voluntades” y ganar los comicios.
Al frente de este proyecto se encuentra López Obrador que en años anteriores se le califico como “un peligro para México”, pero ante la necesidad de buscar un cambio y el hastió de la gente hacia los partidos políticos predominantes en ese entonces PRI, PAN y PRD, votaron, sin razonar, por Morena y otorgaron el poder a un hombre que se mueve más por la venganza que por la razón
Ahora esta sed de venganza y destrucción se vuelca hacia el Poder Judicial de la Federación y lo hemos visto desde la llegada de la Ministra Norma Lucía Piña Hernández quien es objetivo de López Obrador y sus oficiosos políticos de constantes y reiterados.
Este enfado y ataque visceral es la venganza por que se le impidió al tabasqueño imponer a su incondicional Arturo Zaldívar por dos años más en la presidencia de la Corte; pero también porque López Obrador no logró obligar a los ministros para elegir a la ministra Yasmín Esquivel como presidenta de la Corte.
A esto se suma, la posibilidad de que en la Corte las acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales que habrán de analizar y decidir la conformidad del plan “B” electora, sea declarado como inconstitucional en algunos de los aspectos fundamentales que López Obrador quiere imponer.
Entiende que la minoría de ministros incondicionales, que son Loreta Ortiz, Arturo Zaldívar y Yasmín Esquivel no le permitirá sustentar el Plan B y con ello no lograra el objetivo de controlar los comicios del 2024.
Es por ello que sigue reparando el terreno para mantener esos votos y lograr “convencer” a un cuarto que le permita alcanzar su objetivo, mantener el poder Ejecutivo para su proyecto.
Es por ello que ahora a través de la traición, la mentira y la corrupción pretende descalificar la labor de la Suprema Corte y con ello abrir otro frente, donde la gente se sume a las descalificaciones a la Corte y le permita con el apoyo del “pueblo sabio” no acatar una resolución que sea en contra de su objetivo.
Entendemos que aun existe mucha gente que mantiene sus esperanzas en un cambio, pero en lo que lleva esta administración, solo nos han mostrado que el cambio es un retroceso, donde el partido dominante, decidía los resultados electorales y con ello mantuvo el poder por largo tiempo.
Esperemos que la ciudadanía analice su voto y entienda que dar todo el poder a una persona solo lo convierte en un dictador déspota y autoritario, no permitamos eso en un México que entiende que la democracia es el poder de la gente.