En México, afortunadamente la reelección presidencial no sigue presente y esto permite a la ciudadanía poder elegir, a través de comicios,  a quien asumirá esa función luego de analizar las diversas opciones que se presentan. 

El organismo encargado de  realizar,  vigilar y calificar los comicios es el INE que desde hace varios años ha mostrado su capacidad para llevar a cabo esta tarea tan importante para mantener la democracia en el país, bajo el marco constitucional. 

Esto lo entiende muy bien AMLO que sabe que su  gobierno termina en menos de dos años y tendrá que dar paso a su sucesor. 

También leyó el mensaje que dio la ciudadanía en los comicios intermedios, del 2021, donde no se le obsequio la mayoría del Congreso de la Unión y con ello se ha logrado detener muchas de las “ocurrencias”  del tabasqueño que podrían haber afectado más el desarrollo económico, político, social y tecnológico del país. 

Por ello, decidió que la mejor manera de mantener su “presidencia” era modificar las leyes que fundamentan el fortalecimiento del INE y volverlo otra vez un órgano dependiente de la administración federal en los comicios del 2024. 

Esto permitiría a Morena ser participante activo, pero también ser parte del árbitro electoral, lo que  el resultado indudablemente le favorecería al sucesor de Morena y específicamente de López Obrador. 

Es por ello la urgencia de modificar de una o de otra forma al INE y con ello asegurar la permanecía en el poder de la 4T, que por supuesto seguirá siendo delineada, dirigida y supervisada por López Obrador. 

Aun cuando Morena intenta jugar a la “democracia” se sabe que bajo el pretexto de las encuestas, la candidata será Claudia Sheinbaum, que durante su gestión en Tlalpan y ahora como jefa de gobierno ha dejado mucho que desear, pero es la que se muestra más servil con López Obrador. 

La simulación de una competencia inexistente, ha sido la constante  en la elección de sus candidatos a los gobiernos estatales, donde se sabe que las personas más serviles a López Obrador son las electas, porque garantizan no solo mas recursos públicos para morena, sino una idolatría de la gente para el jerarca López Obrador. 

Para los participantes en ese juego, el objetivo  es mantenerse dentro de la nomina del presupuesto publico, y con ello se revine la frase acuñada en años anteriores “es un error vivir fuera del presupuesto”. 

Esto sin duda demuestra que el cambio prometido no se ha dado o por completo, porque se prometió acabar con la corrupción, la pobreza, la inseguridad y están no solo no han disminuido sino todo lo contrario. 

El tiempo también es inexorable para la oposición que cada vez se más debilitada, por las ambiciones particulares, pero también porque no existe algún candidato que este libre del escrutinio publico y salga airoso. 

México entonces requiere un INE fortalecido, pero también una ciudadanía  conciente y analítica de que el voto vale mucho más allá que una despensa o programas sociales que solo son paliativos y que no le resuelves los problemas de fondo. 

Porque la democracia es baluarte fundamental para dar certeza a todos, a los inversionistas que generan empleos, a la gente que puede caminar en las calles o trasladarse a cualquier lugar sin el temor de ser violentado, en sus  bines y sobre todo porque la certeza da crecimiento económico. 

Aprovechemos el tiempo para exigir se respeten las leyes, más por quienes son responsables de originarlas y de quienes deben cumplirlas y hacerlas cumplir. Que no sean serviles a un “jefe”, porque sus jefe son todos los mexicanos.