Por Víctor Barrera 

En estos momentos, que, por capricho de Andrés Manuel López Obrador, se ha adelantado la carrera política para acceder a la presidencia de la república, y aun que las “corcholatas” a todas luces violentan leyes, reglas y normas sobre este aspecto, el tabasqueño está contento porque las miradas se enfilan en ellos y no en lo que en verdad es importante para el país. 

Nuestro país no ha logrado recuperarse de forma total de la caída económica generada por la pandemia y las malas decisiones de este gobierno. Por lo que la pobreza se ha incrementado y aun cuando se señale que el empleo sigue ampliándose, la realidad es que los salarios que ofrecen son muy por debajo de las necesidades de la gente y esta prefiere estar en la informalidad. 

Para superar estos problemas, es necesario que el gobierno federal, a través de su gabinete económico, establezca una política pública que no solo incentive a los inversionistas a asentarse en el país, sino que se les ofrezca certidumbre jurídica y social para que estos puedan establecer empresas en todo el territorio nacional, pero que también cuenten con los servicios como energía eléctrica y agua potable para poder llevar a cabo su proceso de producción. 

Durante muchos años, México, se colocó como un territorio importante para empresas que quieren y necesitan hacer negociación comercial con una de las economías más importantes del mundo, Estados Unidos, por ello empezaron a establecerse en el norte del país. Sin embargo, ante la incapacidad de este gobierno de establecer medidas de certidumbre, empezaron a salir de México o reducir su producción, para evitar el acoso del SAT o modificaciones de los contratos firmados con gobiernos federales anteriores, derivado del ánimo con el que despierta el tabasqueño titular del poder ejecutivo. 

Debemos recordar que desde la firma del Tratado del Libre Comercio (TLC), a mediados de la década de los años 90 del siglo pasado, México empezó a  operar con el crecimiento del sector industrial favoreciendo a los pobladores  de los Estados donde  estas empresas se establecían, el libre comercio y la apertura de nuestra economía empezó a dejar crecimientos económicos que, permitían a los mexicanos empezar a  mejorar su calidad de vida, pero ahora con esta nueva administración federal y su  proyecto de la 4T, todo se ha paralizado y disminuido la cantidad de empresas que quieren establecerse en el país. 

Pese a ello, la cercanía con Estados Unidos, permite al país, seguir siendo un atractivo para las inversiones extranjeras, pero falta esa política pública que, de manera amigable, les permita entrar y establecerse en el país. 

Porque México está en un momento de gran ventaja para atraer esas inversiones que ya no encuentran las condiciones de permanencia en Asia, principalmente en China, pero ante la ausencia de esas políticas públicas y la insistencia de establecer decisiones arbitrarias, en materia energética y ahora democráticas, los inversionistas ven con reservas en aplicar sus recursos en el país. 

México representa el país con un mayor número de acuerdos y tratados y alianzas comerciales, que permitirían a muchas empresas no solo entrar a Estados Unidos sino también a los países donde México tiene negociación comercial. 

El vínculo con el norte y el sur del continente, y los otros continentes colocan a México en lugar número 11 como mercado con acceso al crédito y por supuesto ofrece “la joya de la corona”, el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá.  

Pero, al mismo tiempo, recuerdan que México es el país número 92 del mundo en acceso a la electricidad y el segundo lugar global con la ley fiscal más complicada. Además del crimen, la corrupción y el bajo nivel de comprensión del idioma inglés.  Esto hace perder esa oportunidad para nuestro crecimiento económico. 

Por ello es necesario que se evite priorizar la política ante lo más importante que es el crecimiento económico y mejor calidad de vida. 

Pero lamentablemente este gobierno ha creado un contexto a través de su ideología anacrónica sobre el mercado energético y  la intención de regresar a un partido hegemónico la decisión democrática del país hacen difícil poder hacer realidad esa oportunidad.  

Debemos exigir a este gobierno trabaje para los mexicanos y no solo para su interés político y de su grupo.