Por Víctor Barrera
Está por concluir el año y los resultados que hasta ahora se ofrecen se ofrecen no pueden cambiar en tan solo dos semanas, lo que nos muestra que el nombrado segundo piso de la 4T no era de bonanza sino de preocupación, porque no se tienen definidos los objetivos.
Cuando un proyecto se trabaja sin objetivos, cualquier resultado, aun cuando sea mínimo se presenta como positivo, porque no existen los parámetros para analizar si el camino tomado es el bueno o es malo. Hasta el momento la 4T no ha presentado esos objetivos, a corto y mediano plazo, solo ha dejado que el tiempo sea quien coloque las cosas en su lugar.
Se habló y prometió de terminar con la violencia en el país con una política de “abrazos y no balazos” y los resultados son un mayor número de muertes por violencia y un país colocado entre los 5 más peligrosos en el mundo. Además, más de un tercio del país está dominado por los grupos delincuenciales
Se dijo que se acabaría con la corrupción, y esta no solo se mantuvo sino creció incrementando y acentuado en los tres órdenes de gobierno. Existen muchos indicios de que algunos gobernadores podrían ser cómplices de los grupos delincuenciales y que algunos legisladores son hasta los dirigentes estos grupos.
Pero lo peor es que se prometió crecimientos económicos de más del 6 por ciento y el país, en promedio, ha registrado un crecimiento anual de apenas0.7 por ciento. Este año solo alcanzaremos el 0.3 por ciento, lo que demuestra un estancamiento de nuestra economía con tendencia a la baja.
Por supuesto que esto ha dejado un incremento de la informalidad que daña a la economía del país, porque este sector no contribuye en el pago de impuestos y además deteriora los servicios públicos al utilizar la calles, banquetas y energía eléctrica para realizar sus labores cotidianas. Aumenta la cantidad de basura la cual no se recolecta toda ocasionando inundaciones en tiempos de lluvias en gran parte del país.
Pese a esto, la narrativa desde Palacio Nacional es que vamos bien. Lo que desmiente la realidad, porque muchas familias no han logrado superar la pobreza y muchas otras se conforman con recibir “apoyos sociales” para subsistir sin exigir que el gobierno cumpla con sus obligaciones para la población.
Afortunadamente todo esto es más o menos compensado, por las riquezas del país, con costas enormes, diferentes climas en todo el país que dejan una cantidad de productos que son exportados. Sin embargo, ante el cambio climático de nuestro mundo, estos productos disminuyen en cantidad, lo que empieza a resentirse aún más, porque los mexicanos no logramos en su totalidad tener una buena alimentación ante la falta de estos productos en nuestras mesas.
Si a esto sumamos que la poca producción de mejor calidad es exportada y deja producción con menor calidad en el mercado interno, pero ante una mayor demanda sus precios suben, lo que se convierte en una presión para el índice de inflación. Este año concluiremos con una inflación por encima del 4 por ciento, por encima del 3 por ciento prometido. Esto es un duro golpe a la economía de las familias mexicanas.
Este régimen, de la 4T, no ha logrado establecer políticas públicas para fortalecer los sectores productivos, tampoco ha establecido políticas sociales que cubran las necesidades de salud y educación para que los mexicanos estemos a la altura de la competitividad internacional.
Siete años van de la 4T en el poder Ejecutivo y los resultados no son muy buenos, pero este régimen se enfila a establecer políticas electorales que permitan perdure este régimen por décadas.
Por eso es tiempo de empezar a exigir resultados favorables y evitar que la 4T imponga su autoritarismo y se habrá al diálogo con todos los pobladores, porque ha demostrado que solos no pueden, pero también que envueltos en su ego no aceptan las críticas.
Es necesario un nuevo cambio y deberemos empezarlo a realizar a partir de los comicios del 2027. Hagamos valer el voto, una herramienta que importante para la población.
