Por Víctor Barrera
Cuando se administra un país bajo una ideología totalmente anacrónica los resultados siempre serán negativos, porque los tiempos cambian y las ideas deben ir cambiando para adecuarse a favor de cualquier objetivo
En México llevamos siete años con administraciones administrando al país cuya ideología pretende hacer creer que se ayuda a los más pobres, pero en verdad se busca crear riquezas a costa de este grupo de personas.
Los resultados de esto es que en siete años el crecimiento promedio apenas rebaza el medio punto por ciento (0.5), lo que significa un estancamiento en una economía que crecía en 2 por ciento durante los primeros años de este siglo.
Ahora que las encuestas han intentado tomar el papel de mostrar una popularidad, que no eficiencia, de Claudia Sheinbaum, hasta los mimos fieles seguidores de Morena tienen dudas sobre sus resultados.
Porque los logros económicos que tanto presumen este régimen no son precisamente propios, porque existen otros actores quienes cargan con el peso principal de estos logros.
El incremento salarial que se presume se carga a los empleadores y quizás los grandes podrán hacer frente a estos incrementos, pero los medianos y pequeños no. Esto ha provocado que miles empleadores recorten sus nóminas y millones de mexicanos tengan que irse a la informalidad, un mal que perjudica a todo el país.
El super peso otro “logro” es derivado de los efectos en las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos y en las expectativas del futuro monetario y financiero del país vecino y no del nuestro.
Esto ha hecho que el nivel de remesas, dinero que reciben familias de mexicanos de sus parientes que trabajan en Estados Unidos, disminuyan, ya que, si existe una parálisis económica en el país vecino, por supuesto no hay empleo para los mexicanos que dejan de enviar recursos y las familias mexicanas caen nuevamente en una situación económica frágil.
Esto hace ver la verdadera cara de un régimen anacrónico que prefiere distribuir la pobreza y no crear riqueza. Un gobierno que depende más de lo que hagan otras naciones que fortalecer a sus sectores productivos. Al fin la gente de escasos recursos cree que los “programas sociales” los da el gobierno cuando son recursos de todos los mexicanos que el gobierno obtiene a través de cobro de impuestos.
Se dice que salieron de la pobreza más de 13 millones de personas en México, lo que no indican es cuantos de ellos están en la extrema pobreza y cuantos van hacia esa situación
La pobreza no es solo económica porque México tiene pobreza en salud, en educación, ciencia y tecnología y en infraestructura.
Así lo demuestran las recientes cifras presentadas por el Banco de México, donde los especialistas, empresarios y personas que entiende de economía bajaron el nivel de confianza a México por debajo de los 50 puntos para colocarlo en 48.6 puntos que significa un nivel no aprobatorio.
Lo que el régimen debe atender no son las encuestas, sino la grave y prolongada depresión en la que encuentra el sector industrial del país, que recientemente dio a conocer el Inegi y coloca a este sector en 45.8 puntos, siendo el rubro más castigado el de la construcción seguida de la manufactura. Si estos rubros son bajos es clara prueba de que no hay creación de fuentes de empleo y el desempleo se eleva.
Es cierto que Claudia Sheinbaum mantiene un nivel de aprobación del 70 por ciento, pero cuando se pregunta a las personas sobre la aprobación o no de su trabajo el 77 por ciento lo desaprueba, basado en la inseguridad, la falta de empleo, y la insatisfacción de servicios que ofrece el estado, sumado la falta de lucha contra el crimen, la corrupción y la impunidad.
Pero el gobierno y sus corifeos se esfuerzan para que el próximo domingo se llene el Zócalo, para festejar siete años de la autollamada 4T.
Es probable que se llene y se manejen cifras de millones de personas que acudan al Zócalo, lo que no explicarán que estos serán a quienes se les entregan los programas sociales so pena de quitárselos si no acuden a la marcha
Las encuestas pueden manipularse y asegurase que acudan millones de personas al Zócalo, lo que no se puede cambiar es el sentir de millones de mexicanos que ya se han decepcionado del régimen de los nuevos ricos, del autoritarismo y de la falta de resultados reales para cambiar la vida de los mexicanos a algo que en verdad se merecen los habitantes de un país inmensamente rico
