Por Víctor Barrera

Las cifras recientes del Inegi sobre indicadores económicos, y que ya han sido descalificados por Claudia Sheinbaum, muestran que solo bastaron siete años para retroceder décadas que habíamos pensado no resurgirían en México.

Sheinbaum Pardo, siguiendo el guion de su antecesor, descalifica los resultados de las mediciones realizadas por el Inegi y manifestó que no reflejan la realidad del país.

Sin embargo, Sheinbaum Pardo, no quiere reconocer que estas cifras son importantes, porque del crecimiento económico del país o no dependen todas las actividades del mismo.

Y hasta el momento los crecimientos que hemos observado durante el sexenio del oriundo de Macuspana y este primer año de Sheinbaum Pardo, muestran que vamos hacia atrás y no hacia adelante.

México regresa a ese régimen autoritario, donde todo el poder se concentraba en una sola persona y esto era aprovechado por las personas que rodeaban a quien ejercía la titularidad del Ejecutivo Federal.

Seguir festinando y aplaudir lo hecho hasta ahora en la autollamada 4T, es tener una memoria corta. Decir que vamos por camino correcto, donde no hay crecimiento y los problemas se acentúan aún más es no querer ver una realidad que lacera a millones de mexicanos.

Tan solo el resultado respecto a la seguridad, el 68 por ciento de los hombres encuestados y el 56.7 de las mujeres señalan que se sienten inseguros en los municipios y poblados que habitan.

En tanto para los sectores productivos, los problemas de gobernanza (con la inseguridad, el respeto al Estado de derecho, la corrupción, la impunidad y la incertidumbre política) son, por mucho, factores que pueden entorpecer el crecimiento futuro de la economía, aun cuando se promuevan planes de crecimiento nacional y estatales.

Así mientras que los datos de crecimiento económico hasta octubre pasado no alcanzan siquiera medio punto porcentual y se estima que si bien nos va alcanzaremos ese medio punto al finalizar el año. Las expectativas de salir del estancamiento son desalentadoras.

El gobierno federal y sus corifeos no quieren ver esa realidad y pretenden minimizarla al cambiarla por el porcentaje de popularidad de Claudia Sheinbaum.

También han buscado a un culpable de estos resultados y todas las baterías señalan a Donald Trump y por supuesto a las administraciones anteriores, como si no tuvieran la responsabilidad de establecer políticas públicas y estrategias para reanimar a nuestra la caída economía nacional.

Porque aprendieron que es muy cómodo culpar a otros de lo que ocurre o deja de ocurrir y con ello ocultar sus incapacidades. Al fin siempre habrá a quien señalar como culpables y estos deben ser clasificados como traidores a la patria o injerencistas.

Se trata establecer desde Palacio Nacional una “narrativa de éxito” e incluir al “pueblo sabio” en esta transformación y hacerlo sentir coparticipe, aunque este pueblo carezca de muchas cosas.

Porque lo importante es que la nueva clase política, la de la 4T, pueda viajar al extranjero para demostrar que México va bien. Se trata de que esta nueva clase política derroche dinero en hoteles, aviones y restaurantes de lujo, aunque millones de mexicanos padezcan de falta de ingresos para comprar siquiera una canasta básica de 9 productos.

Porque no crecer es una fatalidad derivada de las pasadas administraciones que no permitieron a esta nueva clase gozar de privilegios que ahora gozan y por ello México va bien.

Porque para este gobierno federal la eficiencia es popularidad y no la eficacia para garantizar la seguridad, la certeza jurídica y las condiciones para el desarrollo económico de los ciudadanos y las empresas. Entonces nos están condenando a vivir en los próximos años, de mantener el poder la 4T, bajo el yugo de la inseguridad, la corrupción, la impunidad y todos esos problemas que prometieron erradicar y que no lo han hecho sino al contrario se han acentuado.

Todo esto significa que seguimos caminado hacia atrás y no hacia adelante.