Por Víctor Barrera

En recientes días, he tocado el tema del estancamiento económico de nuestro México y que no debe perderse dentro de los problemas como la inseguridad, la corrupción y la impunidad. Esto porque una economía con crecimientos mínimos es factor fundamental para incubar y desarrollar los tres problemas persistentes en el país.

Se podrá decir, desde Palacio Nacional, que la economía va bien, que las circunstancias corresponden a un país con un futuro del país, donde el bienestar de las familias está presente y que cada día que pasa se combate a la pobreza, pero todo esto es falso porque ocurre todo lo contrario.

Así lo demuestran las más recientes cifras de la actividad económica que publicó el INEGI el día de ayer y que confirma que los sectores productivos del país presentan resultados nada favorables.

Estas cifras que representan el Indicador de la Actividad económica (IOAE) confirman lo que no quiere reconocer el gobierno federal y es un nivel de crecimiento durante los tres primeros trimestres del año cercano a cero, por tanto, el crecimiento económico para este 2025 apenas será de 0.5 por ciento.

Así, esto no es un tropiezo de un mes o un trimestre, sino representa la falta de impulso, desde las políticas públicas, para la economía nacional, que se refleja en menores ingreso para los hogares mexicanos y por supuesto que mucha gente que busca superar su situación lamentablemente caen en actos ilegales e ilícitos con ello aumentando la inseguridad nacional.

Pero entre esta gente, que busca mejorar su economía personal y familiar, están funcionarios públicos de varios niveles que permiten que los grupos criminales actúen de manera libre para ejercer extorsión y otros ilícitos a la población. Esto incuba y desarrolla la corrupción y por supuesto la impunidad.

El problema es cuando los funcionarios son de alto nivel, porque el problema se convierte en uno imposible de resolver, por la red de complicidad que se construye para realizar estos actos ilícitos. Y aunque estos funcionarios gocen de ese dinero y los despilfarren sin vergüenza alguna, esta situación coloca la país como un uno no confiable para que los inversionistas nacionales y extranjeros coloquen sus capitales.

Convirtiéndose en un círculo vicioso que lastima más a los que menos tiene, a los pobres, ese grupo que ha sido el estandarte político de la auto llamada 4T.

Ante la falta de creación de empleos, por un crecimiento económico mínimo, la inseguridad sigue expandiéndose ante el incremento de la pobreza de la población.

Es cierto que esta 4T ha aplicado una serie de programas sociales que distribuyen muchos más recursos que en pasadas administraciones, pero para poder distribuir esos recurso, es necesario acudir al mercado a solicitar deuda, que por supuesto no lo pagaran los funcionarios públicos de Alto nivel, sino la mayoría de la población, porque la gente que recibe estos programas sociales tendrá que administrar a lo largo de dos meses esos recursos que no son mayores a los 6 mil 200 pesos, mientras que la nueva clase política rica, realiza viajes a Europa y Asia, acude a restaurantes donde una desayuno, comida o cena, cuesta más de lo que gasta una familia mexicana de clase media a la semana.

Le preguntaría a usted amable lector, ¿cree que esos equitativo, que pocos tengan y derrochen recursos para caprichos, mientras que millones de personas cada mañana se despierta con los problemas económicos del hogar?

La respuesta será con base a su situación económica. Pero esta puede cambiar si usted decide que se continue así o no. Los comicios electorales son la herramienta más poderosa que tiene la ciudadanía y es necesario utilizarla para echar del poder a esos malos funcionarios públicos. La solución está en el voto de la ciudadanía.