Por Víctor Barrera

El panorama de la economía mexicana en el corto plazo se observa bastante gris, principalmente derivado del estancamiento que ha mantenido nuestra economía a lo largo de 7 años y que ha dejado enormes brechas difíciles de subsanar en el corto plazo.

Y es que el optimismo que sigue mostrando el gobierno federal sobre el crecimiento económico de nuestro país dista mucho de las opiniones de expertos y del sector privado.

Mientras que el gobierno insiste en alcanzar un crecimiento de un 1 por ciento en este 2025, los analistas, expertos y la iniciativa privada manifiesta que este será de solo 0.5 por ciento, resultado que confirma el estancamiento.

Esta situación que se vive en la economía del país ha sido calificada por el Banco de México como una atonía y la Secretaría e Hacienda manifiesta que esta situación es temporal, pero no recuerdan que está ya lleva en el país 7 años.

Por supuesto que esto se refleja en los indicadores de consumo, inversión, empleo y en la caída del número de patrones que están registrados en el IMSS.

Esta llamada atonía se ha mostrado en el sector industrial, que presenta, en 14 de 21 ramas manufactureras, en el mes de septiembre un acumulado de 31 meses en contracción. Esto es una menor cantidad de trabajadores, menor cantidad de producción y por consecuencia un incremento en el desempleo e informalidad.

Ahora se intenta a través de una nueva política industrial, elevar la producción nacional a través de la sustitución de importaciones. Esta medida que aparece buena resulta que no lo es, porque para sustituir los componentes de importación de la manufactura mexicana, se requiere que existan empresas que no solo aporten la cantidad de estos insumos, sino también la calidad.

La medida se basa en elevar los aranceles, impuestos, a estos insumos o productos, para que las empresas paguen el costo justo para comercializar estos productos en el país.

Esto significará posiblemente una reducción de importaciones y por supuesto una reducción de manufactura nacional. Porque de no existir empresas nacionales para sustituir las importaciones, el precio del producto final se elevará y el consumidor será quien pague el costo total.

Pero sin crecimiento económico, sin ingresos suficientes, el consumo seguirá siendo bajo, lo que llevará a muchas empresas a recortar su nómina y algunas otra a cerrar por completo sus plantas manufactureras.

El encargado de la cartera económica del país, Marcelo Ebrard, señalo que en un año se tendrán resultados positivos, esto ante empresarios de la industria textil, sector que ha sido golpeado de manera importante por la entrada de productos importados con aranceles bajos, lo que representa una competencia no equitativa para los productos mexicanos. Además, ha mostrado una pérdida importante de empleos.

Esta meta, puesta por Ebrard Casaubón, es muy temeraria porque significa que México deberá establecer en ese tiempo una serie de empresas que puedan proveer de productos hechos en México, con calidad y cantidad suficiente para el mercado.

Se tendrá que destinar mayores recursos del gobierno federal a través de las bancas de Desarrollo como Bancomext y Nafin además de promover convenios con la banca privada para establecer créditos con tasas de interés atractivas y que no dañen la salud financiera de las empresas.

Esta solución del gobierno mexicano es simplemente seguir la línea comercial establecida por Donald Trump. Esperemos que los países que no ha firmado un convenio comercial con México puedan realizarlo con el objetivo de evitar mayores aranceles a sus productos, pero también para que estos productos sigan fluyendo en la manufactura nacional.

México necesita fortalecer su sector secundario que es el motor de crecimiento, pero a través de políticas industriales que apoyen el desarrollo y crecimiento de este sector a favor de las empresas y de los trabajadores para recibir un salario digno.