Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participaron en el diseño de un antídoto contra la mordedura de serpiente, el cual se basa en anticuerpos y supera a los productos actuales porque protege de las cobras, mambas y rinkhals, algunas de las especies más letales en África. 

Los integrantes del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional, Edgar Neri Castro, Alejandro Alagón Cano y el estudiante de maestría Alid Guadarrama Martínez, publicaron en la revista Nature la investigación bajo el nombre “Nanobody-based recombinant antivenom for cobra, mamba and rinkhals bites”.

Shirin Ahmadi y Nick J. Burlet, de la Universidad Técnica de Dinamarca, presentaron el estudio que dirigió Andreas H. Laustsen, líder del laboratorio en esa institución. En el proyecto participaron 33 científicas y científicos de distintos países, con la colaboración de Melisa Benard Valle, quien hizo sus estudios de posgrado en esta entidad universitaria y actualmente trabaja en Dinamarca.

De acuerdo con Neri Castro, las mordeduras de serpiente causan miles de muertes y discapacidades al ser una problemática no atendida, principalmente, en las comunidades de escasos recursos.

Tan grande es el problema que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoce como una de las 21 enfermedades tropicales desatendidas; sin embargo, las mordeduras de serpientes matan a más personas que todas las demás enfermedades sin atención juntas.

Cada especie de serpiente genera una mezcla distinta de toxinas que atacan los nervios, los tejidos o la sangre, situación que complica la creación de un tratamiento eficiente para todas, haciendo que la diversidad del veneno complique el tratamiento.

Lo anterior provoca que los antivenenos se encuentren limitados por la variación de lotes, además de que provocan efectos secundarios, pero, sobre todo, falta una cobertura amplia de las especies de serpientes.

El antídoto se basa en nanocuerpos diseñados y mejorados en el laboratorio a partir de anticuerpos de alpacas y llamas, un enfoque que superó a los antídotos tradicionales al prevenir la destrucción de células y tejidos corporales en modelos de animales, evitar su muerte y disminuir la necrosis local, uno de los efectos de las mordeduras de serpientes que están más olvidados en los medicamentos.

En el futuro, su fabricación podrá realizarse sin animales de por medio, ya que fue hecho en el laboratorio; esta situación ayuda a que el producto sea más asequible y comprueba que una mezcla pequeña y definida de anticuerpos es capaz de reemplazar a otros productos de plasma animal, lo que da validez a una plataforma modular.

Lo siguiente será optimizar su creación en masa y avanzar hacia la aplicación clínica, lo que para que sean alcanzables en campo. Con ello, se demuestra que la biotecnología transforma el tratamiento de las mordeduras de serpiente, logrando terapias más seguras, eficaces y al alcance de quienes más las necesitan, salvando vidas.